CAPULLOS, CORRUPTOS Y CASPOSOS

La frase la pronunció, en un plató de televisión, una parlamentaria de Izquierda Unida, en un debate sobre las declaraciones del alcalde de Valladolid, conocido por tener una lengua fácil y faltona, y que da pié para que a la capital  le cambién las dos primeras sílabas de su nombre por “facha”… cargando sus vecinos con una culpa que no merecen y que, imagino, tomarán cumplida nota.
Y es que en otras de sus declaraciones para enmarcar (en una comisaría) dijo que había que retirar de su ciudad las “tres pes: pobres, piojos y putas”, lo que se unía a una larga lista disparatada que le tenían que haber llevado a casa. De ahí, la tertuliana, que pasara de las tres “p” a las tres “c” que da pié al comentario.
El partido del alcalde, el Partido Popular, se pone de perfil como hizo en otras ocasiones, lo que ya no es ninguna sorpresa. Y es que, aunque la diputada tiraba con bala en una sola dirección, es cierto qwe nuestra política sería mucho mejor si no mantuviéramos a capullos, corruptos y casposos.
 También es cierto que las expresiones de los políticos no tienen la misma carga si están en la oposición que si ocupan un cargo pública, tienen una responsabilidad y detentan el uso del Boletín Oficial y mandan en la policía, la hacienda, etc…
Por puro asco no les voy a repetir las declaraciones del alcalde de Valladolid, que se unen a otras del mismo matiz y son una muestra que añadir a las declaraciones del expresidente José María Aznar diciendo por la tele que “a él nadie le dice a que velocidad va ni cuantos vinos se toma” y, los ejemplos que ello gneera como el edil de Compostela, la expresidenta de Madrid, el que fue secretario de las “juventudes populares”! y circulaba con un carné caducado pues había perdido todos los puntos…
Los casposos, los capullos, al parecer crecen como la mala hierba y nadie se ocupa de cortarlos de raiz.
Y tenemos a los corruptos con nombres y apellidos al sol –que no a la sombra– del poder. Como dijo alguien “la declaración de trasparencia del Partido Popular fue la destrucción de prueas que encerraba el ordenador de Bárcenas.
Y ahora, para seguir así, se monta el proyecto de su vida: la reforma de la Ley Electoral. Y consiste en que valen más cuarenta votos que sesenta.
¿Algo que añadir al título de la columna?

 

CAPULLOS, CORRUPTOS Y CASPOSOS

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