EL Tribunal de Cuentas no es Usain Bolt; se toma su trabajo con más calma, pero acaba haciéndolo. Fiscalizar dineros no es lo mismo que deslizarse por el tartán y conviene hacerlo de forma relajada, pero aun así se llega a récords, como el que ha permitido descubrir la supervisión de las cuentas del Consejo Superior de Deportes, una de cuyas funcionarias no fue a trabajar ni un solo día entre el 3 de marzo y el 5 de mayo de 2014, pero, eso sí, cobró el sueldo íntegro todos los meses, incluyendo el plus de productividad. Ese 5 de mayo se presentó en el CSD y pidió la jubilación anticipada. Más o menos como si fuese una liberada sindical.