Albert Rivera, el político antes conocido como Adolfo Suárez, es un poco veleta para algunas cosas –una noche se acostó socialdemócrata y por la mañana se levantó liberal–, pero inamovible para otras. Por ejemplo, en la elección de candidatos de lo más pintoresco en Galicia. Desde Antonio Rodríguez, quien proclamó que las propuestas de su partido se darían a conocer al día siguiente de las elecciones, hasta Cristina Losada, que no tenía mucha pinta de andar por las leiras, pero a la que cogían en las patatas cada vez que comparecía en público. Pero ahora parece que le ha dado por reconstruir la franquicia enxebre –habría que decir construir, porque explanó el terreno, pero ni puso los cimientos– y ha mandado a Javier Nart de bolo para que defina como “fundamental” para Galicia la conexión ferroviaria. ¿Se acabó el veto al AVE o todo será por los votos?