El peligro de conspirar entre empanadillas

TERESA Rodríguez, la díscola lideresa de Podemos en Andalucía, se descolgó hace unos días en Instagram mostrando una sabrosa foto. El pie era aún más alimenticio: “Estaba preparando el discurso de investidura y me he puesto a liar croquetas. Me han salido unas croquetas antifascistas de 10”. ¿Croquetas antifascistas? Igual cortó el jamón con la hoz y cascó los huevos con el martillo... ¿Quién sabe? La abuela Carmena es más de empanadillas que de croquetas, labor que, por lo que se ve, es peligrosísima. Las cocinó con mimo –como para un nieto–para Íñigo “El niño de San Ildefonso” Errejón. Cuando llevaba la bandeja a la mesa tropezó, para que no se le cayese intentó hacer un triple mortal y, ¡zas!, se partió el tobillo. No se sabe si las empanadillas eran antifascistas o de Móstoles, pero semejante accidente en plena conjura es un poco esperpéntico de más. Qué dañina es la vida entre fogones para los progres; a unos les afecta el espíritu y a otros a la materia, pero a ambos les hace daño.

El peligro de conspirar entre empanadillas

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