Soberanía y populismo

la Marea y sus actuaciones municipales nos empujan más a una gangrena de ordenador que a la supuesta prontitud y eficacia con que debe desenvolverse. Visión pormenorizada de una Coruña vista desde el estajanovismo. Comparemos el ayer y el hoy. Sin aciertos. Ni ambivalencias tiempo-espacio y espacio-tiempo que puedan complementar el paralelismo repetitivo de las acciones humanas. Cordón umbilical de generaciones herculinas. Independencia. Coexistencia. Acentuación de la uniformidad urbana mecánica como reflejo del poder y la imaginación como reflejo del cambio en el acontecer ciudadano.
Recordaba todo. Habría podido reproducir la conversación. Palabras. Gestos. Luces de bar. Y la frase: “Date cuenta de que es mejor separarnos ahora –¡500 años total nada!– que más adelante”. Aparté el periódico tirándolo con rabia encima de la mesa. Pagué y salí a la calle. Golpeó el sol mi cara y diciendo “a la mierda” me metí entre un torbellino de gente que se había abalanzado sobre la rúa. Anduve más de una hora. Paso apresurado, casi corriendo, como teniendo prisa por llegar a algún sitio. Alcancé la capilla castrense de San Andrés. Me senté en las escaleras laterales del templo. Volví a pensar en las horas pasadas: las cervezas a medio vaciar, la música inglesa demasiado alta, las caras sofocadas de los compañeros de mesa…
Pienso en las bofetadas que estamos recibiendo con paciencia infinita. Somos la leche aguantando afrentas, insultos y humillaciones. De víctimas nos acusan de verdugos tantos rojazos populistas, antisistemas, independientes, etarras y compañía de terroristas y disgregadores de los grandes expresos europeos. Valga el ejemplo de esa reunión sediciosa en Aragón con asistencia de mareantes coruñeses, protestada por patriotas enarbolando banderas de España que quieren vivir en paz, para ser tachados de fachas y fascistas… Hay que ejercer la soberanía.

Soberanía y populismo

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