Construir más cárceles

La ventaja de que la jueza De Lara bautizara la operación sobre la supuesta corrupción propiciada por Vendex con el nombre de “Pokémon” es que el universo de personajes de la serie de animación japonesa es tan largo que a los diferentes casos que van apareciendo, no hay más que ponerles el nombre de uno de esos animalitos que habitan en las bolitas rojas y blancas. Así de simple. Que estalla el escándalo en A Coruña, pues se bautiza como “Pikachu” y ya está.  
Sin embargo, el camino marcado por la magistrada lucense no fue seguido por el responsable del penúltimo escándalo de corrupción, en esta ocasión en el sur y centrado en Nigrán y alrededores. Este juez optó por abrir una nueva vía bautizando el caso como “Pato”. Tal vez lo haga también con vista y pretenda crear escuela y que, desde este momento todas y cada una de las investigaciones sobre corruptelas lleve el nombre de un animal alado.
La única duda que queda es saber si habrá que excluir a gallinas, pavos y avestruces por su condición de no voladores o si también ellos tienen derecho a bautizar sumarios millonarios en folios y escándalos.
Porque lo evidente es que nadie duda de que a nada que los jueces se arremanguen la toga y comiencen a trabajar, seguirán apareciendo casos de prevaricación y cohecho como setas en un otoño lluvioso. Y, como en el caso de las setas, los habrá de todos los colores e ideologías.
Lo que ya no está tan claro es que surja uno lo suficientemente venenoso como para que termine por matar (por supuesto, que políticamente hablando) al cargo amigo de los sobres, enchufes, regalos y demás corruptelas.
Lejos queda aquella iniciativa de que político imputado, político destituido. Ahora parece que ya ni la apertura de un juicio oral es suficiente para que el cargo electo deje de sufragar su defensa con el dinero que los estafados, es decir, todos los ciudadanos, le pagamos.
Es difícil establecer el límite en el que una persona tenga que renunciar a su vida política. Es cierto. Pero resulta muy patético ver a los responsables de las diferentes formaciones intentando justificar lo injustificable, mientras se aferran a sus poltronas como si les hubieran echado supergén.
Con frecuencia se habla de la necesidad de regener la vida política. De separar la paja del grano y eliminar a quienes desprestigian lo que en tiempos fue honorable trabajo. Pero como la cosa siga así, va a ser necesario mandarlos a todos a casa, cerrar el chiringuito un par de años y esperar a que una nueva generación, sin mácula, tome las riendas del país, la autonomía, la diputación, el ayuntamiento y hasta de la junta de vecinos. O eso o construimos más cárceles para albergar a tanto amigo de lo ajeno metido a político.

Construir más cárceles

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