LA antigua fábrica de Rubber ha encontrado otro destino entre las toneladas de neumáticos allí depositadas. Esta instalación, impulsada al amparo del intento de recuperación económica de la zona en los noventa, sirve para la cría de burros y otros animales que amablemente cuida el vigilante de los cauchos. La presencia de los asnos mantiene a raya las hierbas, en un intento de no dañar más el entorno con el consumo de combustibles fósiles para alimentar una desbrozadora. Una granja de burroterapia sería bien recibida. La naturaleza será capaz de devorarlo todo, aunque algo de ayuda por parte de las autoridades sería bien recibida para volver el entorno a aquella excavación y no fiarlo todo en el movimiento de las placas tectónicas.