Solo hemos tardado dos semanas en hacerle caso a la OMS, que en plena subida de la curva de contagios avisaba de que el confinamiento no era suficiente y que la clave para que el gráfico descendiese hasta el cero es buscar a todos los portadores del virus. Especialmente, a los asintomáticos que puedan ir extendiéndolo sin saberlo, como los trabajadores de actividades esenciales. Detección y aislamiento, no hay más fórmula. Y con el ejemplo de China como guía para inspirarnos. Aunque aplicar las medidas en España tiene pinta de que va a ser un reto distinto del que tuvieron que afrontar por aquellos lares. Lo de concentrar a todos los infectados leves en una especie de hospital arca de Noé seguro que entra en conflicto con las libertades individuales. Pero esa es otra historia.