Sin certidumbres

Estamos inmersos en conflictos globales, el Brexit, la crisis de refugiados en Europa, Irán y Arabia Saudí luchando por la hegemonía en Oriente Medio, la expansión Rusa, la involución turca, la crisis total venezolana o en problemas medioambientales como la apertura de la ruta del Ártico en las próximas décadas. También, en conflictos locales, bien sea el desempleo, la corrupción, la austeridad para la rentas medias y bajas o el contencioso catalán. Por otra parte, China es ya un actor global con ampliación de sus mercados regionales en América Latina y África, la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras y la inclusión del reminbi en la cesta de monedas de los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional. EEUU trata de contrarrestar ese avance promoviendo las áreas de libre comercio del Pacífico y de la todavía non nata con la Unión Europea. Y la UE perdida en su laberinto. Un nuevo paradigma impulsado por las nuevas tecnologías que debilitan la relación entre trabajo y salario, favorecen la aparición de bienes y servicios desregulados como los coches compartidos que conforman la denominada economía colaborativa y no responden a las normas de mercado ni la estructura jerárquica empresarial. Un escenario complicado. Si en Europa estamos huérfanos de liderazgo político democrático al que los populismos de extrema derecha pretenden sustituir poniendo en peligro la convivencia y minando la cohesión social, en España estamos entrando en una espiral peligrosa de incertidumbre política que demora la renovación de la arquitectura institucional para solucionar los problemas territoriales y recuperar la credibilidad social, cambiar las bases del desarrollo con otra política industrial y energética sostenible, la recuperación del empleo y la reducción de las desigualdades. A diferencia de otras épocas disponemos de instituciones globales y de mecanismos para amortiguar los efectos devastadores socialmente que pueden evitar acabar como era habitual en Europa, en un conflicto bélico abierto. Sólo llevamos setenta años de paz. A su vez, nuestro país en estos últimos cuarenta años fue capaz de recuperar dignidad y alcanzar cuotas de desarrollo importantes. Más que nunca, necesitamos organizaciones política democráticas fuertes con líderes capaces de hilvanar un futuro cierto. (ramonveloso@ramonveloso.com)

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