LOS decorados de “¡Qué bello es vivir!” hubiesen sido perfectos para escenificar la marcha de Fernando Vidal. Se despidió sin montar bronca, con aparentes buenas maneras. Tino Fernández edulcoró un poco más la situación y elogió el deportivismo de su ya excompañero del consejo de administración. Todo muy bonito, muy dulce, flower power total. Sin embargo, quienes conocen las tripas del club aseguran que hay mar de fondo y bastante fuerte además. Por ahora habrá que esperar, pero queda poco más de un año para que acabe el mandato de Tino y para entonces se verá si las margaritas se transforman en toxos.