Como casi siempre la interpretación de los resultados da lugar a millones de opiniones y casi ninguna coincidente. La primera mirada confirma los augurios: de nuevo los ciudadanos votaron a la izquierda, aunque entre la ley electoral y la fragmentación del voto –tanto a un lado como a otro– dejan abierto el panorama para pactos y componendas. Aquí en Galicia, donde Feijóo paseó a Casado por la mañana y por la tarde lo ponía a caldo, parece claro que el PP, a pesar de esos tantos por ciento que nos agita el presidente, está en horas bajas.
A destacar, junto con la derrota de las Mareas, el auge del BNG, la renacida fortaleza del PSOE, que, dicen los politólogos, anuncia la debacle de los populares en vísperas de las próximas elecciones a la Xunta. Aparece en el horizonte, ¿un nuevo Podemos?, una alternativa capitaneada por García Seoane que tiene planes de futuro…
Tal vez sea el momento de revisar aquella vieja idea de la mancomunidad, tantas veces puesta en marcha y muerta antes de respirar por viejas rencillas y exceso de protagonismo de algunos de los políticos de aquellos tiempos.
Tampoco estaría de más echar una mirada a las otras dos comunidades que forman con Galicia Galeusca, donde son hegemónicos los partidos nacidos en su propia geografía y repasar sus resultados en el sentido más amplio del tema.
Pilar García Negro, en un reciente artículo –“Na procura dun Goberno galego”–se congratulaba de que en estas elecciones la conciencia gallega aumentó y se extendió por todo el país.
Hay mucha vida gallega, escribió, “que late al compás unas necesidades y aspiraciones socio políticas en la búsqueda de un gobierno gallego”.
Pero ahora toca el presente, lo inmediato. Los retos que debemos afrontar en un futuro cada vez más próximo donde se anuncia que la robotización supondrá miles y miles de parados. En España un 20% de los empleos pueden ser sustituidos por robots. La política laboral de las grandes empresas que adelantan jubilaciones sacando del mercado laboral a los mayores de cincuenta años, el colectivo que más sufre el paro de larga duración. Y tenemos ahí, ya padeciéndolo, el cambio climático al que en estas campañas ningún partido le dedicó un párrafo. Una verdadera reforma fiscal que la derecha niega y la izquierda se acomoda para no perder privilegios y apoyos.
Es mucha tarea para dejársela solo a los políticos. Trnemos que estar detrás, empujando.