Judicialización de la política

Hay demasiados que denostan la judicialización de la política por cuanto ven en ello un interés espurio, bien por parte del rival, bien por lo que supone de estancamiento de la capacidad de gestión. Menos mal que la judicialización, la bien llevada al menos, ha permitido destapar innumerables casos de corrupción, como ha sucedido en el PP de Valencia y el seño del gobierno autonómico de Andalucía, en manos del PSOE. El problema lo aporta sin embargo la pésima gestión judicial que en ocasiones se da, bien por la falta de personal suficiente para la instrucción, bien por falta de cualificación obligada o el excesivo protagonismo de jueces o fiscales. Pero aun así, son estos los pilares en los que la sociedad democrática sostiene la equidad y la Justicia. Aun cuando, como todo estamento, esté sujeto al error, suele faltar la reflexión cuando se dan casos en los que los imputados o “investigados” o condenados no tenían por qué serlo y son exonerados de toda culpa. Ahí, también, la política es reconocible.

Judicialización de la política

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