Siria está cada día más cerca de poner fin a los ocho años de guerra en los que lleva inmersa. Los observadores internacionales hablan de medio millón de víctimas, pero, si hubiera que buscar un claro vencedor de este conflicto ese es Bachar Al Asad. El líder sirio, elevado al nivel de enemigo por occidente, defendido por Rusia y convertido en martillo demoledor contra el Isis ha visto cómo su figura ha recuperado su antigua imagen de hombre conveniente para la región, un estatus que le garantiza el apoyo de todos sin cuestionarse mucho sus métodos. Hasta la Liga Árabe parece dispuesta a readmitirlo. Lo dicho, el gran vencedor en la barbarie.