Es cierto que en todas las campañas electorales existen siempre momentos de tensión. La presencia de los políticos en la calle solicitando el voto hace que quien no está de acuerdo con sus ideas se lo diga y, en ocasiones, de no muy buenos modos. Sin embargo, en estos días estamos asistiendo a actitudes coordinadas contra determinados partidos que demuestran que la intransigencia se está abriendo camino entre los españoles. No se trata de una actitud espontánea. Estamos ante acciones diseñadas y ejecutadas para intentar denostar al adversario. Una muestra de odio que demuestra claramente que todavía hay quien no está preparado para vivir en democracia, por mucho que se le llene la boca cuando llama “fascistas” a sus adversarios políticos.