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lunes | 6 mayo | 2024
Las primeras vacunas contra el coronavirus que llegaron a España salieron de Puurs, en Bélgica, y estaban en su destino peninsular a las 7.29 del sábado 26 de diciembre. El domingo 27, Nieves Cabo, en Santiago, recibía la primera dosis en Galicia. Ayer, martes 29, el matrimonio formado por Victoriano Carracedo y María Dolores Parrilla, en la residencia de Caranza, fue el primero al que, en el Área Sanitaria de Ferrol, se le inoculó el compuesto que impedirá que desarrollen Covid. En toda esa cadena están involucradas decenas de individuos (incluida la empresa de As Pontes Biorepo, encargada del reparto) que funcionan como un reloj para mantener las vacunas a la temperatura adecuada, reconstituirlas en el momento preciso e inyectarlas dentro del margen de tiempo indicado. Al final de este proceso de investigación, conocimiento y experiencia, miles de personas esperan su turno para poner fin a la pesadilla del coronavirus.
Por eso estaban ayer tan contentos Victoriano y María Dolores, de 79 y 77 años, respectivamente. “Nosotros lo recibimos como agua de mayo”, comentaba él en la puerta de la residencia de mayores. “Es lo mejor que podemos hacer para que se acabe la pandemia de una vez”, apuntaba ella. “Esperemos a poner la segunda y, después de unos días, poder hacer vida normal, que es lo que queremos, y ver a nuestros hijos y nuestros hermanos. Hay que esperar un poquito más pero ya empezamos”, añadía.
Ambos son ferrolanos y tienen dos hijos y una hija–en Cartagena, a la que no ven desde la Navidad pasada–, además de seis nietos. Han pasado meses duros, conscientes de la situación y de su responsabilidad. “Llevamos una temporada con todo esto bastante complicada”, explica Victoriano. “Lógicamente, para mantenernos sin contagios había que organizar unas medidas que son las que se han tomado en cuanto a mascarillas, no salir, mantenernos en los lugares marcados para evita aglomeraciones... Todo esto se está llevando de una forma extraordinaria y estamos muy contentos, no con la situación, pero sí con cómo la estamos viviendo. A partir de ahora esperamos vivirla de otra forma”.
Las residencias de mayores fueron lugares muy golpeados por la pandemia –la de Caranza apenas tuvo casos y ningún fallecido–. La tensión en estos centros, en los que se hacen cribados periódicos, no ha bajado en todos estos meses. Ahora también el personal empieza a ver “una luz de esperanza”, como comentaba ayer la doctora Juliana Gómez. Una de las enfermeras del equipo de vacunación, Silvia López, mostraba su orgullo por participar en el operativo y deseaba que fuese “el principio del fin”.
“Es un día muy especial para la residencia”, explicaba su director, Juan Carlos Berrocal. “Los residentes lo han pasado mal, hemos vivido momentos de tensión y angustia . El esfuerzo ha sido grande y este es un día de alegría”.
La vacunación, ya con importantes remesas que se irán reponiendo semanalmente, continuará hoy, añadiendo tres centros más al de Caranza. Se trata de la residencia Domus Vi de Ferrol, Coral Seoane de Aspanaes (también en Ferrol) y Nosa Señora de As Virtudes (en Pontedeume).
Las dosis de ayer eran 75, sobrantes del adelanto que se hizo el domingo. En la residencia de Caranza son 150 residentes y en toda el área sanitaria, unas 2.600 personas entre usuarios y personal de centros sociosanitarios. Estos serán, en los próximos días, los primeros beneficiarios de la vacuna, que en una segunda fase se inoculará a sanitarios que están en potencial contacto con el virus. El tercer grupo serán los sanitarios en general y los grandes dependientes no institucionalizados. No hay fechas. “Depende do ritmo de chegada das vacinas”, explicaba el gerente del Área, Ángel Facio. “Estaremos planificando continuamente”.
Facio agradeció la implicación de los residentes y de todo el pesonal, tanto de Caranza como del resto del Área. “É un gran día para a residencia e para toda a área sanitaria. Este é o punto de inicio e o fundamental é o traballo continuado. É un esforzo conxunto moi importante e o resultado é este”, concluyó.
