Creado el año 1749 el Arsenal Militar de Ferrol, el momento de mayor actividad del astillero de Esteiro llegó con la puesta en quilla simultánea de doce navíos de línea en julio de 1752. La construcción de estos buques, conocidos popularmente por el Apostolado, originó la visita a Ferrol de importantes personajes ilustrados. Entre estos visitantes estuvieron el padre jesuita Francisco Isla y Diego Cernadas, el Cura de Fruime.
El jesuita José Francisco Isla de la Torre, conocido escritor nacido el año 1703 en la población leonesa de Vidanes, realizó un viaje familiar a Galicia el año 1755, trasladándose a Ferrol en junio de ese año. Con motivo de la visita a los astilleros, escribió una carta, incluida en su colección de “Cartas familiares”, a su hermanastra María Francisca Isla y Losada, conocida poeta de la Ilustración. En la misiva, fechada en “Esteiro el Real” el 12 de junio, escribe que estuvo en el arsenal de Esteiro donde visitó al Intendente y que “a las tres y media de la tarde se botó el Vencedor, de sesenta cañones, con la mayor felicidad”.
Una estancia posterior del padre Francisco Isla a Ferrol fue debida al triste motivo de la expulsión de los jesuitas de España. Con su salud maltrecha, llegó a Ferrol en mayo de 1767, procedente del colegio jesuita de Pontevedra, siendo malamente alojado con el resto de jesuitas en el amplio edificio de la Sala de Gálibos, situado frente a las gradas de construcción del Apostolado. Finalmente embarcó en el navío San Juan Nepomuceno, con otros 200 frailes, para emprender el 24 de mayo un largo y azaroso viaje hacia los Estados Pontificios, tras el destierro de la Compañía de Jesús decretado por el rey Carlos III.
Otro clérigo que visitó Ferrol fue Diego Cernadas y Castro, conocido como el Cura de Fruime, nacido en Santiago de Compostela el año 1698. El Cura de Fruime fue un ingenioso erudito, un desigual literato y un incansable versificador en castellano y en gallego. Dotado de gran amor a Galicia, cultivó la poesía de género satírico y festivo, defendiendo los intereses de su tierra.
El año 1754 llegó a Ferrol Diego Cernadas, cura párroco de San Martín de Fruime, municipio de Lousame, durante cuarenta y siete años. Su viaje fue impulsado por la curiosidad de conocer las grandes obras llevadas a cabo en el Arsenal Militar. Durante su estancia en Ferrol departió con Mauro Valladares, párroco de San Julián, y se dedicó a conocer los intensos trabajos realizados en el astillero, que luego reflejó en su obra.
Como resultado del viaje, el año 1754 publicó en la librería de Joseph García de Madrid la curiosa composición poética “Real de Esteyro. Poema heroyco joco-serio a los doce navíos que se están construyendo de orden de su Real Magestad”. El autor ocultó su nombre, utilizando como seudónimo el anagrama de Jacobo Sandacer y Torcás, natural de Galicia. El poema fue reproducido en las “Obras en prosa y verso del Cura de Fruime”, editadas en la imprenta de Joachin Ibarra de Madrid el año 1778.
La composición poética dedicada al Real de Esteiro es un amplio poema descriptivo, de versos entusiastas, de cierta grandilocuencia, no siempre depurados, a veces serios y otros burlescos, en una línea de influencias a medio camino entre Quevedo y Góngora, donde utiliza la comparación festiva y los juegos de palabras.
El poema está dedicado a “Doña Josefa Cayetana Pardo, Marquesa de San Saturnino y Señora de Baltar”, con el propósito no conseguido de que fuese la mecenas de la obra. Inicia su trabajo con una serie de cuartetas donde hace un versallesco y adulador panegírico de la noble ferrolana:
Mil cosas buenas he visto
en Ferrol; pero en conciencia,
pues a vos no os ví, es mentira
decir que ví cosa buena.
En su obra el Cura de Fruime comienza con una barroca invocación a personajes mitológicos como las Nereidas y las Ninfas, alabando las cualidades del puerto ferrolano, al que se dirige con el poético nombre de Puerto del Sol que utilizaban los antiguos historiadores. Describe luego la intensa actividad constructiva del astillero de Esteiro y la labor de los operarios llegados de diferentes lugares hasta completar los quince mil hombres que llegaron a trabajar en sus obras:
Por el Puerto del Sol fue
conocido
el seno del Ferrol antiguamen
te,
título que, sin duda, ha mereci
do,
por ser vuestro palacio trans
parente.
A poco trecho, para más ador
no,
el Real de Esteyro, población
hermosa,
extendiéndose va por el con
torno
en mucha inmensa fábrica
costosa.
En sus versos Diego Cernadas glosa la construcción simultánea de los doce buques del Apostolado, indicando sus nombres oficiales y su orden de puesta en quilla, y explicando los sobrenombres de carácter religioso con que son conocidos los buques, todo ello con su florido vocabulario y su peculiar manera de versificar:
Allí se están a un tiempo cons
truyendo
doce naves de tan bella estruc
tura
que, aunque verlas por gradas
va subiendo
la admiración, no alcanza a su
hermosura.
Vencedor es el nombre del pri
mero;
al segundo le llamaron el Glo
rioso;
al tercero le pusieron el Guerre
ro;
al cuarto el Soberano, nombre
honroso.
Sigue el trabajo con un cántico al tamaño y las características de los buques, describiendo con precisos términos náuticos los diferentes elementos utilizados en la construcción naval, dentro de un ajustado vocabulario que incluye al comienzo del poema. Diego Cernadas finaliza su obra con una serie de elogios y agradecimientos al rey Fernando VI y a su ministro el Marqués de la Ensenada por las extraordinarias obras llevadas a cabo en Ferrol:
jjburgoa@hotmail.com