La Ejecutiva de Podemos evitó ayer “la autocrítica” tras las elecciones gallegas y vascas del domingo 12 de julio, cuyos resultados atribuyeron a “las peleas internas” del pasado y a la debilidad organizativa, y se conjuró a poner en marcha cuanto antes la hoja de ruta de Pablo Iglesias para reavivar la organización.
Podemos zanjó en una reunión de la Ejecutiva la reflexión sobre el desplome electoral del domingo, cuando la formación de Iglesias perdió su representación en Galicia, donde era segunda fuerza, y se quedó con solo 6 de sus 11 diputado en el País Vasco.
Estos eran los primeros comicios a los que Iglesias se presentaba como vicepresidente y con el control absoluto del partido, en cuya dirección todos le son afines, con lo que era previsible que no hubiese ayer voces que reclamasen responsabilidades.
De hecho, según explicaba uno de sus dirigentes, no había ninguna decisión que tomar en la Ejecutiva sino más bien “un debate” pendiente sobre lo sucedido.
Según explicaron fuentes de Podemos a los medios al término de la reunión, la “conclusión” a la que había llegado su Ejecutiva era la necesidad de poner en marcha “cuanto antes” las decisiones adoptadas en la asamblea ciudadana que el pasado mayo revalidó el liderazgo de Iglesias.
“Estamos a tiempo de recuperarnos sobre los resultados actuales”, apuntaban las fuentes.
Los dos candidatos, Miren Gorrotxategi y Antón Gómez-Reino, asistieron al encuentro en el que se concluyó que los problemas territoriales y las disputas determinaron los resultados.
Nada se ha dicho, según el relato oficial, sobre el liderazgo de Iglesias y su papel en esas “peleas” ni tampoco sobre el rédito de Podemos a su presencia en el Ejecutivo. De momento, su nuevo papel institucional no logró darle aire a una formación que pierde apoyos desde 2016.
De hecho, el ciclo de debilitamiento en los territorios comenzó ya a finales de 2018 en las elecciones andaluzas, tal y como recordaba esta semana la líder de Anticapitalistas, Teresa Rodríguez, ya fuera de Podemos.
“Nuestros resultados se analizaron como muy malos”, señaló la exlíder y apuntó como posibles causas “el desgaste de la marca Podemos” o la necesidad de adaptarse a proyectos “más locales” que después confluyesen.