Varios concellos de la zona suman este trimestre cientos de vecinos

Varios concellos de la zona suman este trimestre cientos de vecinos
Caravanas en Pantín

Con la llegada del verano hay municipios que pierden algo de población durante los meses centrales de la temporada estival, aunque muchos otros la ganan, y en algún caso de forma considerable. En términos generales, en la zona de Ferrol el verano es sinónimo de incremento poblacional. Se nota en las calles y también en los negocios la presencia de mayor número de personas. Los pueblos y villas se llenan tanto de forasteros que vienen a conocer la zona como de familiares que llegan de visita o regresan a sus lugares de nacimiento. Unos y otros conviven en plena armonía, aunque también se dan inevitables consecuencias del aumento de población.

Según los últimos datos –que hacen referencia al verano de 2016– facilitados por el Instituto Galego de Estatística (IGE) con respecto a las cargas poblacionales que soportan las diferentes municipios, en la zona la situación en los dos concellos cabecera de comarca es bien distinta. Así, en Ferrol, el incremento poblacional es casi similar en los meses del verano al que se produce a principios del año, con un aumento del orden de las 1.900 personas. La situación en Narón, en cambio, es bien distinta, y la carga de población es negativa durante la campaña estival, con un descenso de 711 vecinos.


Según los datos del IGE, los municipios más turísticos de la comarca con mayor carga de población en el tercer trimestre son, por este orden: Ares (1.244 vecinos más); Valdoviño (900), Cedeira (834); Pontedeume (786), Ortigueira (722) y Cabanas (652).


Los pros y contras del turismo
El aumento de población, aunque sea estacional, es positivo, muy positivo para los negocios asentados en los municipios más turísticos, ya que contribuye al incremento de la economía local. La carga de población veraniega también provoca ciertos inconvenientes. En Ares, por ejemplo, en los últimos tres años el problema más acuciante ha sido el de la presión del agua, ya que el servicio es muy deficiente para hacer frente al incremento en el número de vecinos. C. Rodríguez, vecina de Fene, asegura que ella es una de esas residentes estivales en la villa, lleva años pasando los veranos en la casa que tiene allí y es de las primeras en abandonar la playa cada tarde para no sufrir los temidos problemas con la presión. “Entre las ocho y las diez no te puedes duchar porque el agua pierde muchísima fuerza”, asegura.
Otro de los inconvenientes estivales en la villa aresana, como explica C. Iglesias, residente en la zona, “lo tenemos estos días en el paseo marítimo, una vez llegadas las fiestas nos ocupan el paseo, es imposible casi dar una vuelta con tranquilidad porque los puestos invaden gran parte de la zona de paso, y teniendo en cuenta que somos muchos los que la utilizamos, se convierte en un problema, ya que hay momentos es que se crean verdaderos tapones”.


El segundo municipio que incrementa considerablemente su población estival es Valdoviño. Aquí, los problemas más recurrentes tienen que ver con el estacionamiento, incluso algún vecino del lugar se queja de falta de personal para atender debidamente el servicio de socorrismo. “Yo creo que ponen tantas banderas rojas para tenernos a todos bañándonos delante de ellos, en el área que acotan para que podamos refrescarnos”, asegura S. Ares.


Miguel Fernández no vive en Valdoviño todo el año, pero pasa gran parte del mismo aquí. Asegura que lo peor del incremento poblacional de julio y agosto es estacionar el vehículo. No tanto en la playa de A Frouxeira, donde hay más espacio, como en otros arenales como Pantín o Campelo. En esta última playa, asegura, es más que habitual que las furgonetas tipo camper o camperizadas desplieguen gran parte de sus bártulos y ocupen el espacio del vehículo y de las tiendas, sillas o mesas. “Se supone que está prohibido acampar y desplegar elementos que superen el área del vehículo y eso se incumple sistemáticamente aquí”, asegura. En Pantín también es habitual ver este tipo de vehículos, es más, según este vecino, muchas de esas furgonetas pasan más de una semana sin mover el vehículo, “a eso se le llama estacionar o acampar”, se pregunta Miguel Ferández


Dificultades aparte, los negocios de estas localidades costeras aplauden la llegada de veraneantes cada año, que contribuyen a sanear las cuentas de muchos de estos establecimientos. La incidencia del turismo también se deja notar en otros concellos como el de Fene, donde apenas llegan turistas pero sí regresan muchos emigrantes que trabajan fuera para ver a sus familias. “Aquí el trabajo se multiplica también en los meses de verano”, asegura M. Anca, que regenta un negocio en el centro del municipio fenés.

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