El Museo de la Sociedade Galega de Historia Natural presentará hoy el que promete convertirse en el principal reclamo de estas instalaciones, sin menospreciar al calamar gigante. Se trata del esqueleto de una ballena gigante cuyo montaje ha culminado un trabajo que comenzó cuando el ejemplar varó en la costa de Ponteceso en el año 2004.
El presidente de la Diputación, Diego Calvo, acudirá a las 13.15 horas de hoy a las dependencias de la antigua Casa del Coronel del cuartel Sánchez Aguilera para “inaugurar” este nuevo elemento de la Sala de Mamíferos Marinos que sin duda acaparará a partir de ahora todas las miradas, ya que su tamaño ocupa prácticamente todo este espacio. Sujeto al suelo y a las cerchas del techo para que se pueda admirar su impresionante  constitución, el esqueleto es el de un rorcual común de 18 metros que supera a los ejemplares que se muestran en Santander, San Sebastián y Doñana y de similares proporciones al que se exhibe en Madrid.

desde ponteceso
La historia de esta adquisición se remonta a ocho años atrás, cuando el gigantesco mamífero varó en Ponteceso y se dio aviso a la Sociedade Galega de Historia Natural para que lo retirara. No fue tarea fácil porque se encontraba en una playa de difícil acceso y hubo que recurrir a un buen número de voluntarios tanto de Ponteceso como de Ferrol para poder despiezarlo y trasladar los huesos a esta última localidad. Durante casi dos años los huesos estuvieron enterrados en arena en un terreno municipal de Valón para que quedasen despojados de la carne y fue solo entonces cuando, en 2006, pudo estar lo suficientemente limpio como para esperar al montaje.
Pero el coste de la operación era grande y fue necesario esperar hasta que la Diputación firmó un convenio a principios de este año a través del cual financia el 80% del coste de la misma. El 20% restante corrió íntegramente a cargo de la SGHN, que contó, no obstante, con la colaboración de algunas empresas como Abanca, Rilo, Sande Vidal y Fortúnez, entre otros, según explica Paulino Gasalla, responsable de la entidad.
Los 19.500 euros en que se estimaba en principio el presupuesto del montaje –para el que se contrató a expertos de la propia Sociedade Galega de Historia Natural y que se prolongó durante meses– se convirtieron finalmente en 23.000.
Tras el acto de hoy, al esqueleto lo esperan unas jornadas agitadas. La próxima semana está cubierta en su totalidad con visitas de escolares y el museo trata de que no haya demasiada gente al mismo tiempo en la sala, tanto por razones de seguridad como para poder admirar con comodidad el ejemplar.
Y la nueva ballena es solo uno de los muchos tesoros que guarda la SGHN. Entre ellos está una enorme mandíbula de ballena azul que no puede exponerse por falta de espacio. Lo que se muestra al público representa entre un 15 y un 20% del total de sus fondos, cuando en otros museos lo habitual es que el público pueda contemplar en torno al 30%. La falta de espacio sigue siendo un problema incluso en las nuevas instalaciones.