Las conclusiones sobre la efectividad de la primera vacuna estadounidense contra el Covid-19 podrían conocerse antes de las elecciones del 3 de noviembre, en las que Donald Trump se juega la reelección, aunque lo más probable es que lleguen en noviembre o diciembre, indicó ayer el principal epidemiólogo del país, Anthony Fauci.
La vacuna desarrollada por la biotecnológica Moderna en colaboración con los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de EEUU comenzó esta misma mañana su fase 3 de pruebas, con lo que es la primera fuera de China que alcanza este punto crítico para comprobar su eficacia y seguridad antes de distribuirse en masa.
Seis meses de investigación
“Es un récord mundial para nosotros el haber sido capaces de pasar de la secuenciación (del virus SARS-CoV-2) a la fase 3 de una vacuna en tan poco tiempo. No se había hecho nunca antes”, explicó Fauci, quien aseguró que este proceso, que solo ha llevado unos seis meses, no ha comprometido el rigor científico ni la seguridad de los ensayos.
El director del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas dijo en teleconferencia que las primeras conclusiones sobre si la vacuna tiene visos de producirse y distribuirse entre la población puede llegar “a comienzos de noviembre, pero podría ser antes”.
“Es muy difícil poner el dedo sobre una fecha. Hoy es el primer día y habrá que ver en las próximas semanas si hay un aumento (de la respuesta inmunológica) tras 28 días (cuando se administrará la segunda dosis)”, opinó Fauci, quien dijo que no descarta que las primeras conclusiones sobre inmunidad se conozcan antes de noviembre.
Las fechas de presentación de estos resultados son fundamentales, ya que si se producen en octubre podrían entrar de lleno en la recta final de la campaña para las elecciones del 3 de noviembre y dar a la Administración Trump argumentos a favor de la reelección del republicano, cuya respuesta a la pandemia ha sido muy criticada por haber soslayado la gravedad de la situación.
Fauci afirmó que hay varias variables importantes, como la cantidad de voluntarios que se sumen a las pruebas de la fase 3 de la vacuna de Moderna, así como el origen de esos voluntarios, ya que deben representar a las regiones y a los segmentos de población con mayor incidencia de infecciones.
30.000 voluntarios
A las 6.45 de la mañana de hoy (12.45 GMT) una persona en Savannah (Georgia) fue la primera en recibir la vacuna de Moderna. En las próximas semanas debería administrarse a unos 30.000 voluntarios, de los cuales la mitad recibirá un placebo de una solución salina que permitirá hacer un contraste estadístico para medir la respuesta inmunológica.
El director del NIH, Francis Collins, apuntó que varios equipos de expertos determinarán qué grupos son prioritarios para recibir las primeras dosis de una vacuna que reciba todas las aprobaciones pertinentes, pero entre ellos destacó al personal sanitario, los adultos mayores, personas con enfermedades previas, afroamericanos e hispanos.
Mientras tanto, el consejero delegado de Moderna, Stephane Bancel, aseguró que tienen garantizada la capacidad para producir 500 millones de dosis de la vacuna en 2021 y posiblemente ampliarlas a 1.000 millones.
Además, Estados Unidos alcanzó este domingo las cifras de 4.229.624 casos confirmados de Covid-19 y de 146.909 fallecidos, de acuerdo con el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Este balance, a las 20.00 hora local (00.00 GMT del lunes), incluye 55.187 contagios más que el sábado y 518 nuevas muertes, lo que supone en ambos casos una moderación con respecto a los últimos días.
El estado de Florida es el segundo con mayor contagio del coronavirus SARS-CoV-2 de EEUU después de California, al superar el sábado con más de 414.000 casos desde el pasado marzo al de Nueva York, que acumula más de 411.000, según cifras de las autoridades estatales y federales.
Pese a ello, el estado de Nueva York sigue como el más golpeado en cuanto a muertos en Estados Unidos.
La creciente preocupación en el seno del Gobierno quedó patente con el giro radical en el discurso por parte del presidente Donald Trump, quien había mantenido hasta hace poco cierto escepticismo acerca de la gravedad y magnitud del problema.