La guerra entre bateeiros y percebeiros por la extracción de la cría del mejillón o mejilla no es nueva para los habitantes de la Costa da Morte o algunos puntos de las Rías Baixas, aunque sí para las gentes que viven del mar en Ferrol, hasta ahora. Y es que en los últimos días los ánimos están más que caldeados en la Cofradía ferrolana, donde han constatado la presencia de bateeiros realizando labores de extracción de mejilla en las rocas de la zona, un hecho que, como asegura la patrona mayor, Isabel Maroño, es muy grave pues “arrasan con todo cuando encuentran a su paso, se llevan mejilla y todo lo demás, dejan las rocas peladas y eso dificulta mucho el asentamiento en la zona de percebes”. Los hechos en cuestión fueron denunciados a las autoridades por el pósito local pero los agentes no hicieron más que constatar que este tipo de labores cuentan con el permiso de la Xunta, ya que la extracción de la cría del mejillón está regulada por la administración autonómica, por lo tanto es la Consellería do Mar quien expide esos permisos y también quien establece los períodos en los que puede realizarse la extracción, que suelen darse a principios de año y que no se circunscribe solo a su zona sino que pueden desplazarse a donde estimen oportuno a lo largo de la costa.
Asimismo, este tipo de labor no puede hacerla cualquier persona, solo se les permite a los bateeiros profesionales, que dependen de este recurso que se extrae de las rocas para trasplantarlos en las bateas para su cría y posterior comercialización.
Desde la Xunta confirman que al tratarse de un recurso indispensable para el desarrollo de su actividad se ha permitido este tipo de labor a los bateeiros, eso sí, siempre apelando a que estos trabajos los hagan con el máximo cuidado. Si bien es cierto, desde la administración autonómica no es posible establecer un operativo de vigilancia de esta labor.
La patrona mayor de Ferrol, Isabel Maroño sostiene que dado que tienen permiso para “campar a sus anchas por nuestra costa”, y recoger la cría de mejillón tengan a bien preguntar en la cofradía cuáles son las zonas más propicias para la extracción de mejilla sin que ello conlleve un daño importante para la futura proliferación o agarre del percebe. Una actividad que a día de hoy da de comer a más de 120 mariscadores, que realizan esta arte en las rocas de la costa ferrolana hasta el límite con Valdoviño. “Este tipo de acciones dañan el limo que cubre las rocas y eso impide que agarren hasta que pasa mucho tiempo los percebes, ya que dejan todo pelado, y con lo que nos cuesta aquí que el percebe asiente este tipo de acciones nos hacen mucho daño”, afirma Maroño, quien asegura que “llegan, cargan sus sacos en sus coches y se van sin pensar en las consecuencias”.