Los 147,3 millones de electores brasileños que elegirán hoy al nuevo presidente del país lo harán en medio de una pronunciada polarización que el ultraderechista Jair Bolsonaro y el socialista Fernando Haddad insistieron en alimentar hasta la víspera de los comicios.
Los dos favoritos en las elecciones más imprevisibles y polarizadas desde que Brasil recuperó su democracia en 1985 aprovecharon las redes sociales para, en plena jornada de reflexión, poder extender la campaña ayer con nuevos ataques.
Haddad divulgó un vídeo en el que aseguró que Bolsonaro, consciente de que perderá si tiene que participar en debates, decidió pedir el “voto útil” de electores de otros candidatos para intentar garantizar su elección hoy sin necesidad de una segunda vuelta, que será necesaria en caso de que ninguno consiga más de la mitad de los votos.
“El otro lado está desesperado porque ellos saben que si Bolsonaro es obligado a participar en debates (para la segunda vuelta), su liderazgo va a derretirse”, afirmó Haddad en el vídeo que grabó durante su visita ayer al nordeste de Brasil, la región más pobre del país y en donde decidió terminar su campaña en un intento por frenar la subida de Bolsonaro en la recta final. El sucesor del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva como candidato del Partido de los Trabajadores (PT) cambió su agenda a última hora y decidió pasar ayer en el nordeste, un fortín electoral de Lula, para reforzar su favoritismo entre los más pobres en una disputa en que la mayoría de los más ricos optaron por el ultraderechista.
Los sondeos indican que el ultraderechista, con el 35%, y el socialista, con el 22%, serán los dos más votados pero que, como ninguno conseguirá más de la mitad de los votos, tendrán que medirse en una segunda vuelta el día 28, en la que Bolsonaro aparece con una ligera ventaja (44% contra 43%) aunque técnicamente empatado con Haddad.
El ultraderechista, polémico por ser un defensor de la dictadura militar y por sus declaraciones de tinte machista, racista, homofóbico y xenófobo, hizo el viernes un llamamiento al “voto útil” para intentar ganar ya en la primera vuelta. Para Haddad, esa estrategia obedece a que Bolsonaro quiere evitar los debates porque sabe que no lo favorecerán. l