Se suponía que iba a generar expectación entre la población la llegada a Ferrol del submarino “Mistral”, uno de los tres que integran la flotilla subacuática de la Armada, pero se superaron todas las expectativas y las largas colas y esperas delante del Arsenal fueron la nota dominante durante las dos jornadas de puertas abiertas. De hecho, ante el temor de quedarse fuera ayer, las colas ya eran más que evidentes a las dos de la tarde, dos horas antes de la apertura de puertas. Finalmente pudieron acceder al submarino 1.500 personas, y otras 300 hacerse fotos delante del buque al no poder entrar al mismo, ya que la demanda superó la capacidad de maniobra que ofrece este sumergible, “que no cuenta con la misma amplitud de espacio que podría tener un buque en superficie”, apuntan desde la Armada.
Adultos y niños disfrutaron por igual conociendo las entrañas del “tubo”, que es como se conoce a este submarino construido en 1983 en los astilleros de Bazán en Cartagena, donde tiene su base. Este nombre le viene precisamente de uno de los espacios que más llamó la atención de las visitas; su pasillo de 40 metros de largo por uno de ancho. También despertó gran interés la diminuta cocina en la que un cocinero y dos pinches dan de comer a más de 60 personas, o las camas de a tres que comparten los marineros en el área de torpedos, en la proa del buque.