“Evangelizar no es teorizar, sino contribuir al desarrollo de las personas”

“Evangelizar no es teorizar, sino contribuir al desarrollo de las personas”
entrevista co misioneiro Manuel Carreira

Estos últimos días, el compostelano Manuel Carreira ha visitado, invitado por la ONG Manos Unidas, varios colegios de la ciudad para relatar su larga experiencia como maestro y misionero en Guinea Ecuatorial. Fueron más de tres décadas en las que, reconoce, “es mucho más lo que yo he recibido que lo que he dado”, palabras de agradecimiento de una persona que ha trabajado duro por mejorar las condiciones de vida –materiales y las que no lo son– de su comunidad.

Fue a comienzos de la década de los 80 cuando Carreira tomó la determinación de vivir, por una necesidad propia, “una experiencia más radical”. Surgió la opción de Guinea tras la caída de Macías y, después de un primer intento fallido por la responsabilidad que ejercía en aquel momento en La Salle de Santiago, pudo cumplir su deseo en 1983. 

“Allí estuve como profesor y  como miembro de un equipo que iba por la selva reuniendo a los animadores de las comunidades en los poblados, fundamentalmente catequistas”, explica. Precisa que esta figura “no es allí lo que aquí, y no solo a nivel de fe, sino todo lo que es obra social: promoción del desarrollo, higiene, salud...” Es el propio Gobierno guineano el que acude a estos animadores “porque son ellos los que catalizan todo el trabajo de la comunidad”.

De ahí surgió la creación de una escuela de promotores rurales donde se formaron los catequistas y que contó con la ayuda de organizaciones como Manos Unidas. Desde 1991 hasta su “jubilación” en 2017 fue, junto con una religiosa agustina, Julita Quijano, director de la escuela.  

“Mejorar sus condiciones” 
El régimen elegido para ese centro fue un internado que se intercalaba con períodos de otros quince días en los que el alumnado –padres, madres e hijos– volvía a sus poblados para poder compatibilizar su formación con sus actividades en la selva. 

“Nos dimos cuenta”, explica Carreira, “de que hoy evangelizar no es solo aprender teóricamente, sino que hay que cambiar, mejorar, elevar el nivel de las personas. Eso nos llevó a campañas de higiene, protección de manantiales, construcción de pozos, fabricación de filtros para agua potable; letrinas para evitar muchas enfermedades...”. Eso incluía, continúa, “mejorar su nivel de vida –también su agricultura– y de relación de pareja, que necesita tener un lugar privilegiado en el que contarse sus cosas y no airearlo todo en la casa de la palabra, incluso los problemas de alcoba. ¿Cómo? Cambiando el sistema de casa, y así nos metimos en un proyecto de construcción de viviendas a base de bloques de barro”. Se trataba, en definitiva, de que “la vida de las personas se hiciera más humana”. 

En ese sentido, el religioso tiene claro que “la acción de Jesús en vida fue atender las necesidades de la gente. Hay un concepto equivocado de lo que es evangelizar, y el Evangelio en lo más profundo tiende siempre al desarrollo total de la persona porque lo que Dios quiere es el bien de las personas y el bien pasa por mejorar las condiciones de vida de la gente”. Así, lo que empezó como un trabajo de maestro evolucionó porque, sostiene, “la realidad te lleva a hacer otras cosas porque ves la necesidad”

Ahora, de vuelta a casa, Carreira valora su estancia en Guinea porque “me ha enriquecido y me ha hecho entender que es muy fácil poder vivir sin casi nada”, actitud que opone a la sociedad occidental: “Hemos perdido el criterio, el sistema de valores. Hemos puesto el valor en el tener y nos hemos olvidado del ser y, entonces, las cosas no llenan, crean más ansiedad y más vacío”.

“Evangelizar no es teorizar, sino contribuir al desarrollo de las personas”

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