Tras varios días de celebración por el ascenso a Segunda B, el Racing empieza a echar el cierre a una temporada inolvidable. Por eso antes de que cada jugador regrese a su lugar de residencia, la plantilla –jugadores y cuerpo técnico– y los colaboradores más cercanos el día a día del equipo –el director deportivo, Carlos Mouriz, el mánager del club, Gerardo Molina, o el jefe de los servicios médicos, Carlos Brage–, junto a sus respectivas parejas, se reunieron para poner el broche a la campaña. Fue una comida que sirvió para despedir un año que quedará en el recuerdo.
Más que un equipo, el Racing demostró que ha sido una auténtica familia esta temporada. El buen ambiente que caracterizó al vestuario durante los últimos meses se trasladó, por eso, a una celebración en la que las risas, los recuerdos y las anecdótas fueron el menú del que disfrutaron los protagonistas de uno de los ascensos que más ilusión ha generado en los aficionados, a pesar de que supone el regreso a una categoría que se considera como lo mínimo en lo que debe estar el cuadro verde antes de llegar a Segunda.
Ahora es tiempo de recuperar y coger fuerzas de cara a la temporada que viene. En ella el equipo ferrolano, de vuelta a Segunda B, espera ser uno de los importantes de la categoría de bronce para, de esta manera, empezar a plantearse el ingreso en el fúbol profesional español en un plazo de tiempo no muy extenso.