Con 33 años, cinco títulos mundiales, varios cetros europeos y una medalla olímpica a sus espaldas, la valía de Javi Gómez Noya está fuera de toda duda. El departamental, una leyenda en activo del triatlón mundial, ha alcanzado ese estatus en el que ya no tiene que demostrar nada a nadie pero, sin embargo, sigue sorprendiendo cada vez que se enfunda la licra gracias a una capacidad de superación que se mantiene intacta a través de su ya dilatada carrera. Ayer, en Abu Dhabi, en el estreno de las Series Mundiales, el ferrolano dio brillo a la competición que lo catapultó con una victoria que resulta toda una declaración de intenciones hacia sus adversarios: ha vuelto, está en forma y no regresa dispuesto a hacer concesiones.
Porque si sus piernas respondieron, también lo hizo su cabeza, capaz de trazar y ejecutar una estrategia impecable, a sabiendas que una prueba en distancia olímpica como esta se gana corriendo, pero puede perderse desde la primera brazada. Por eso, desde que se zambulló en las aguas que rodean Yas Marina, Gómez Noya se afanó en revertir una nada ventajosa posición de partida y tratar de tomar la estela de los grandes especialistas.
Su empeño dio sus frutos y, a diferencia de otros de los favoritos, como el vigente campeón, Mario Mola, Fernando Alarza o Richard Murray, Gómez Noya apenas cedió un suspiro. Ello permitió que cuando, rodando ya sobre el abrasador asfalto del circuito de Fórmula 1 Yas Marina, el pelotón se fracturó en dos, el departamental quedase emplazado en el de cabeza. Un grupo con adversarios peligrosos como Vincent Luis, Polyanskiy o Schoeman, pero en el que se echaban en falta a los citados Mola, Alarza o Murray, rezagados en más de 50 segundos.
Favorable
El escenario resultaba favorable y Gómez Noya no estaba dispuesto a desaprovecharlo, por eso mantuvo la tensión en el pelotón principal, en el que la selección natural no tardó en dejarlo reducido a unas cuantas unidades. Salvo desfallecimiento, echar pie a tierra con un minuto de ventaja sobre los primeros dorsales del último ejercicio garantizaba a Gómez Noya, cuando menos, un lugar en el podio. Pero el ferrolano regresaba con hambre de más y, lejos de mostrarse conservador, volvió a “menear” el árbol e hizo caer la fruta más madura. Schoeman se quedó atrás tan pronto el gallego apretó el paso y solo Thomas Bishop demostró fuerzas como para seguirle el ritmo.
No por mucho más tiempo pues, a falta de algo menos de tres kilómetros para el final, Gómez Noya volvió a acelerar el paso para quedarse solo en la cabeza. Un fórmula 1 que rodó sin oposición hacia la meta para completar el recorrido con un buen registro de una hora, 52 minutos y 31 segundos. Por detrás, el británico Thomas Bishop cedió 14 segundos y el francés Vincent Luis 37.