Pendientes de un hilo

Pendientes de un hilo
Los participantes en la jornada de ayer pudieron estrenar las nuevas zonas | j. meis

Hace cinco años, desde el Club Montaña Ferrol se planteó la posibilidad de desarrollar de forma experimental una actividad de escalada orientada a los jóvenes residentes en el centro de acogida y protección de menores de Ferrol. El éxito de la propuesta fue tal que, además de prolongarse en el tiempo hasta la actualidad puso el germen para potenciar esta disciplina en el club.
El empeño de Luis Marcos Romero, directivo de la entidad, y de los monitores titulados Javi Paz y Ana Fernández hizo el resto y, a día de hoy, esta sección desarrolla una actividad regular que crece exponencialmente en cuanto a cifra de usuarios. Desde hace año y medio un importante número de personas de todas las edades se han iniciado en la disciplina gracias a cursos que originariamente iban a tener un carácter mensual pero que, vista la demanda, se han multiplicado en su frecuencia. Así, dos veces al mes y con dos grupos cada jornada, el club trabaja en dar a conocer una actividad abierta a cualquier edad y en la que cada vez asisten un mayor número de niños.

Potencial
El que prueba suele repetir. Muchos coinciden en que “engancha” y por eso poco a poco se ha ido conformando un grupo que, más allá de esta cita mensual, realiza una actividad más regular y al aire libre aprovechando que la comarca es un escenario privilegiado para ello. Desde el club se han afanado en promoverlo señalizando las vías de escalada y confeccionando material informativo para dar a conocer el potencial de Ferrolterra. Lobadiz, As Penas do Rei Mouro, la cantera del Eume o el boulder de Prioriño son algunos de los enclaves más conocidos, pero hay muchos más para disfrute de todos los amantes de las paredes verticales.
“Estamos muy contentos de que la gente se acerque a la escalada”, reconoce el presidente del Club Montaña Ferrol, Xan Ramírez, que también reconoce que si no hay profesionales que “empujen” proyectos como estos, sería imposible implementarlos.
En este caso, el club no cuenta con profesionales estrictamente hablando, pero sí con gente formada, amantes de la escalada, con ganas e ilusión dispuestos a volcarse en ello.
Todo, eso sí, con una máxima prioritaria: la seguridad,, que es la principal preocupación cuando alguien se enfunda un arnés. l

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