La advertencia no es nueva, pero los mariscadores afirman que el margen de maniobra es cada vez menor. “La ría se muere”, dicen. Y es necesario poner en marcha un plan de regeneración de inmediato para salvar el sector.
Así de contundentes se muestran los trabajadores del mar en la ría de Ferrol. Urgen a la Xunta a que les permita realizar un paro biológico de al menos seis meses, de forma continuada, para dar descanso a los bancos marisqueros, en los que actualmente no hay ni producto ni desove.
“Está muy achicada. A penas un 15% de la gente que sale es capaz de llegar a los 7 kilos de tope de la almeja babosa –el producto estrella en la ría–, se quedan en la mitad, cuando antes se cogían 10 sin problema”, explica Carlos Rey, patrón mayor de la cofradía de Barallobre.
La recalificación de la ría como zona B, que garantiza una menor presencia de la bacteria e-coli en los bivalvos y evita que estos pasen por las bateas de depuración, no ha supuesto una mejora en cuanto a la producción. Existen zonas, dice, “que llevan años totalmente muertas”, como O Regueiro, O Puntal, el muelle 10 y, en general, desde el puente de As Pías hacia la vía del tren. Por ello, han pedido a la Xunta que les otorgue las ayudas económicas correspondientes para llevar a cabo la limpieza de los fondos y la reactivación de las zonas improductivas.
Ahora, aseguran los mariscadores, son una treintena de embarcaciones las que faenan en As Pías, cuando antes se llegaban a congregar 200. Los 35 euros diarios que obtienen actualmente de media –750 euros al mes–, no les da para cubrir los gastos del seguro (200 euros), gasolina, autónomos, IRPF y el mantenimiento de barcos y aparejos.
Los datos avalan sobradamente la preocupación que muestra el sector, dada la drástica caída en la cantidad de capturas. Según los datos de la Consellería do Mar, en los primeros cuatro meses y medio del año, en Barallobre se capturaron 12.656 kilos de almeja babosa y 24.427 en Ferrol, cuando en el mismo periodo de tiempo se habían despachado 51.080 en el pósito fenés y 32.886 en el muelle de Curuxeiras.
Esto supone que hace tres años, a estas alturas de la temporada, la facturación de la almeja babosa ascendía a 923.638 euros y en 2018 apenas llega a los 364.000, un 61% menos.