El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró ayer que mantendrá intactas las sanciones contra Rusia, “al menos por un tiempo”, aunque no descartó levantarlas si existe una buena relación entre Washington y Moscú.
En una entrevista concedida al diario estadounidense “Wall Street Journal” y publicada ayer, Trump sugirió que podría levantar sanciones si Rusia colabora en la lucha contra el terrorismo y otros objetivos importantes para Washington. “Si nos llevamos bien y Rusia realmente nos ayuda... ¿por qué mantener las sanciones a alguien si está haciendo cosas realmente buenas?”.
Asimismo, el magnate inmobiliario y exestrella de la televisión, que asumirá la Presidencia el próximo 20 de enero, afirmó que está preparado para reunirse con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, después de jurar el cargo. “Entiendo que les gustaría reunirse conmigo y yo estoy absolutamente de acuerdo con eso”, afirmó. Precisamente el portavoz de Trump, Sean Spicer, explicó ayer que el general Michael Flynn, quien será asesor de seguridad nacional, mantuvo con el embajador ruso en Estados Unidos, Sergei Kisliak, una serie de conversaciones telefónicas el día previo a que Washington impusiera, a finales de diciembre, una nueva tanda de sanciones contra Rusia.
Spicer explicó ayer las llamadas mantenidas entre ambos, señalando que se trataba de contactos cuyo objetivo era fijar una fecha para que Trump y el presidente ruso, Vladimir Putin, se comunicaran por teléfono una vez que el republicano accediera a la presidencia.
En declaraciones a varios medios estadounidenses, Spicer señaló que estas llamadas, que no violan ninguna legislación, “se centraron en temas logísticos para establecer una llamada con el presidente ruso y el presidente electo después de que fuera investido”, aseguró.
“Sólo intercambiaron información logística”, señaló Spicer. “Eso fue todo, simple y llanamente”, remachó. A finales de diciembre, el Gobierno de Estados Unidos anunció la expulsión de 35 diplomáticos rusos, el cierre de dos complejos rusos y la ampliación de las sanciones contra individuos y entidades rusos, en respuesta a la supuesta injerencia del Kremlin en las elecciones presidenciales para favorecer la victoria de Trump.
En este sentido, ayer también se conoció una encuesta de Ipsos/Reuters que revela que el 82 por ciento de los estadounidenses consultados tras la campaña electoral en Estados Unidos que terminó con las elecciones de noviembre consideran que Rusia supone una potencial amenaza para los intereses de su país.
El consenso entre republicanos y demócratas es elevado: un 84 de los primeros y un 82 de los segundos ven a Rusia como una “amenaza en términos generales”. El porcentaje general es seis puntos porcentuales mayor que el registrado en marzo de 2015.
La encuesta se enmarca dentro de las críticas al presidente electo Donald Trump y al dirigente ruso, Vladimir Putin. n