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astorga
El Somozas sumó un punto, que incluso pudieron ser los tres, en su visita a un enemigo directo como seguramente va a ser al final de la liga el Atlético Astorga, al que enjugó el gol de penalti transformado por David Bandera en una acción que significó la expulsión de Álex Bao. Incluso el cuadro verdiblanco dispuso de oportunidades durante la segunda parte para ganar, pero al final el marcador quedó en empate.
El equipo que prepara Stili era consciente de que tenía que sumar en La Eragudina, y más frente a un adversario acuciado por su situación en la tabla clasificatoria y que hasta ayer solo había sumado un triunfo como local. El partido, sin embargo, comenzó con dominio alterno y dos equipos que emplearon los primeros compases en estudiarse y salvaguardar su portería antes de lanzarse al ataque sobre su rival.
Esa circunstancia llevó a que las ocasiones fueran escasas en una y otra área. El Somozas fue el primero en intentarlo con un lanzamiento lejano al que respondió en la siguiente jugada el local Roberto Puente. El pulso parecía controlado para el cuadro visitante, aunque un penalti de Álex Bao sobre Puente hizo que la igualada en el marcador pasase a ser un triunfo momentáneo del cuadro maragato después de que se transformase esta pena máxima. Así que el Somozas tuvo que emplearse a fondo hasta el descanso para hacer que el marcador adverso no fuera más doloroso, porque el cuadro local tuvo opciones para aumentar su renta durante este tramo.
El paso por vestuarios supuso un cambio de orientación en el partido. Y más después del gol del empate firmado por Mario Barco al aprovechar una indecisión de la defensa local para superar al portero Javi. Apenas se había cumplido un minuto de la segunda mitad y el Somozas había reconducido de la mejor manera posible la situación.
A partir de ahí los visitantes se hicieron con las riendas del choque. Parecía que eran ellos los que tenían un jugador más sobre el terreno de juego. Mario Barco dispuso en sus botas de dos ocasiones para adelantar al Somozas aprovechando los nervios de un cuadro rival que, incapaz de controlar el centro del campo, intentaba doblegar a su oponente más con el corazón que con la cabeza. El Somozas, seguro en defensa y sin pasar apuros, centraba su juego en la banda derecha, donde siempre conseguía hacer daño a los locales. Tan solo la falta de acierto en los metros finales y las intervenciones del portero Javi evitaron que el punto de botín se convirtiese en tres. n