Los siete nietos de Francisco Franco y Carmen Polo –hijos de Carmen Franco Polo y herederos del dictador– alegaron ante el Juzgado de primera instancia número 41 de Madrid que las estatuas del Mestre Mateo que representan a Isaac y Abraham fueron “adquiridas” por el “matrimonio” a un “particular, a través de un anticuario” y afirman que el Ayuntamiento de Santiago no ha acreditado que las llegase a tener en su posesión.
Así, en el escrito al juzgado, los herederos de Franco niegan el “rocambolesco e increíble relato” del Ayuntamiento de Santiago, según el cual, “Carmen Polo se encaprichó de las esculturas en los actos de la ofrenda al Apóstol del año 1954 y que el señor alcalde, y como si de una caja de bombones se tratase, “complace” a la esposa del jefe del Estado “regalándole” las figuras”. Concretamente, el Consistorio relata el “interés muy insistente” de Carmen Polo al alcalde, “sugiriéndole de forma inequívoca su deseo de poseerlas”.
“Sirva la ironía para asegurar nuestra certidumbre de que Francisco Franco, al ver las enormes y pesadas estatuas asintió con grotesca satisfacción el cumplimiento a su esposa. ¿Eso pretende insinuar? Lamentamos el lenguaje, pero no podemos calificar lo que se relata como algo diferente a una patraña”, esgrimen los representantes legales de los Martínez-Bordiú y Franco.
Parte del patrimonio
El Consistorio compostelano presentó una demanda en noviembre de 2017 una demanda en los juzgados en los que documentaba, según explicó en su momento, la escritura notarial por la cual el Ayuntamiento adquirió en 1948 las figuras al Conde Ximonde por 60.000 pesetas y con la condición de que no podrían salir de la ciudad compostelana.
En la demanda, la administración local también argumentaba que las piezas son parte del patrimonio público y, por lo tanto, “no pueden ser cedidas ni regaladas, ni ha lugar para la prescripción que podría alegar la familia Franco para quedar con las figuras” del Mestre Mateo.
Sin embargo, los herederos de Franco, a través del despacho de abogados Milans del Bosch, alegan en su escrito que los Franco Polo “han estado en posesión de las esculturas en concepto de dueño pública, pacífica y no interrumpida” durante los años suficientes para ser propietarios de ellas y afirman que el Ayuntamiento “nunca ha ostentado la posesión de las estatuas”, sobre la base de que no pudieron acreditar que se ubicasen en el Pazo de Raxoi –sede consistorial– u otro lugar insigne de la ciudad.
Los herederos del dictador van más allá y afirman que “las autoridades municipales del momento, indudablemente, no lo hubieran permitido”, ya que estarían “expuestas a lo que podría ser un escarnio popular vergonzante y de inusitada consideración, teniendo en cuenta además que el traslado necesita de grúas y mecanismos aparatosos para el transporte de gran pesaje para su movimiento”. Así, acusa de “mezquindad atroz” al Ayuntamiento y remacha: “Miente, miente, que algo queda...”.
En el escrito remitido al juzgado, de cerca de medio centenar de folios, los herederos de Franco aseguran que, además, por el momento “no han aceptado ni tácita ni expresamente” la herencia de la difunta madre, sino que es un albacea, Luis Felipe Utrera-Molina Gómez, el que administra la herencia.
Apelan así a que ellos, por la transmisión “oral” de padres a hijos, conocen la compra de estas estatuas, mientras que esgrimen “falta de legitimidad” al no ser propiamente herederos
del patrimonio.