Las obras de reforma de la Plaza de Armas avanzan según las previsiones iniciales y el nuevo gobierno socialista de Ángel Mato mantiene el plazo de sus antecesores para su apertura al público, es decir, antes de las próximas navidades.
En las últimas horas, la UTE adjudicataria de los trabajos –la ferrolana Prosema Noroeste y la viguesa Civis Global– finalizaron los trabajos de relleno del hueco que ocupaba el antiguo aparcamiento subterráneo, para los que se emplearon materiales reciclados compactados.
Finalizada esta fase, el gobierno local informa de que el próximo lunes, día 16, comenzarán los trabajos para ejecutar las instalaciones de electricidad, riego, saneamiento e iluminación, tareas que ocuparán las dos semanas siguientes. Paralelamente se empezarán a hormigonar las llamadas “subbases” para, posteriormente, superponer los pavimentos pétreos, que se comenzarán a colocar, aproximadamente, en menos de un mes, es decir, en la semana del 7 de octubre.
Si no surge ningún imprevisto, a principios del mes de diciembre se procederá a la plantación del arbolado que contribuirá a humanizar el espacio. Como se recordará, el proyecto de remodelación de la Plaza de Armas contempla para esta plaza la plantación de 21 tilos americanos de unos diez metros de alto y copa amplia de seis metros de diámetro. Antes de las fiestas de Navidad, se ejecutará el pavimento terrizo estabilizado, con lo que la nueva Plaza del Concello estaría ya en disposición de abrirse al público justo antes de las fiestas.
Una reforma con polémica
Como sucedió en su momento –año 2002– con la Plaza de España, la decisión de reformar Armas no estuvo exenta de polémica, con colectivos vecinales y de comerciantes opuestos a que se eliminase el aparcamiento subterráneo, como así figuraba en las bases del concurso para elegir el proyecto en el que se basaría la futura plaza.
Un informe de la Oficina de Planeamiento –encargada, entre otras cosas, de redactar el Plan Xeral de Ordenación Municipal–en el que señalaba el carácter no vinculante del mismo en un espacio protegido como el barrio de A Magdalena acabó por desbloquear la situación.
En el citado documento se aludía a un superávit de plazas de aparcamiento –637 en el conjunto del barrio– y se apuntaba a una infrautilización de los parkings subterráneos existentes, los del Cantón y Plaza de España, ambos con una planta cerrada actualmente, así como los del Mercado y Alameda–.
Por otra parte, en un contexto general en el que se avanza hacia un nuevo modelo de movilidad, con preferencia para el peatón –principalmente en aquellos núcleos cuya configuración lo permite, como los cascos históricos–, la decisión de mantener el parking parecía contradictoria con la tendencia de los nuevos modelos de ciudad. l