El PP solicitó la comparecencia en la comisión correspondiente del Congreso del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, para que explique el proyecto de renta mínima, o ingreso mínimo vital, antes de que sea aprobado por el Consejo de Ministros.
Junto a la petición de comparecencia, el grupo popular plantea una batería de preguntas para conocer, entre otras cosas, qué papel juega en esta medida el Ministerio de Escrivá y cuál el dirigido por Pablo Iglesias, el vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030.
También desea conocer el papel de las comunidades autónomas en esta medida que el Gobierno tiene previsto aprobar y si pactará con ellas o con las corporaciones locales para establecer esta renta.
Cabe recordar que Escrivá defiende que el denominado ingreso mínimo vital (IMV) tenga en cuenta además de la renta, el patrimonio del beneficiario de la prestación.
El titular de la cartelera de Inclusión aseguraba que su departamento continúa cruzando datos con Agencia Tributaria, con las comunidad autónomas y a administración local para poner en marcha la medida.
“Vamos afinando una serie de elementos, porque es un diseño complejo que supone interaccionar con distintos niveles de administación”, explicaba.
Para el ministro, el proceso requiere “mucha finura porque de lo que se trata es de llegar a los más vulnerables, a los que se han quedado atrás”.
En ese sentido, admitía que “a veces, por distintas razones, las personas más vulnerables no son los beneficiarios, se pierde eficacia y el objetivo que es erradicar pobreza, redistribuir renta y generar idearios de inclusión e integración”.
Velatorios
Por otra parte, el Partido Popular también presentó una proposición no de ley para instar al Gobierno a desarrollar, en coordinación con las autonomías y sociedades científicas, un protocolo para “ampliar en todo el país el número de personas que puedan asistir a velatorios, funerales, incineraciones y entierros”.
Y otra iniciativa en la que reclama la implantación de medidas para paliar las consecuencias psicológicas de la crisis del coronavirus, centradas en los trabajadores considerados esenciales aunque también para el resto de la población.
Entre ellas, la puesta en marcha de tareas de estimulación cognitiva para todos los que ahora están en casa y no saben bien cómo trabajar, de forma análoga al programa educativo realizado para los niños.