Las tropas del régimen sirio expulsaron ayer a los combatientes del grupo yihadista Estado Islámico (EI) del interior de la ciudad de Palmira, cuyas ruinas están incluidas en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, aunque los combates proseguían en sus alrededores.
Este avance de las fuerzas gubernamentales, anunciado ayer por el régimen, tuvo lugar tras varios días de duros combates y de que el EI lograra penetrar en la urbe y dominar una zona del norte. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, al menos 295 personas murieron en Palmira y sus alrededores desde que comenzó hace cinco días la ofensiva del EI, entre ellas 57 civiles, 123 efectivos de las tropas del régimen y 115 yihadistas.
Una fuente militar explicó que las tropas recuperaron el control de la ciudad, en el centro de Siria y habitada por unas 70.000 personas, y agregó que los extremistas huyeron por el desierto.
Los combates estuvieron acompañados por decenas de bombardeos de la aviación militar del régimen contra los milicianos del EI, lo que causó la muerte de decenas de yihadistas, añadió la fuente.
El presidente del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abderrahman, confirmó que los radicales fueron expulsados “totalmente” del interior de la urbe, pero insistió en que los enfrentamientos continuaban en su periferia y cerca de la cárcel.
El EI mantenía, además, el control de las poblaciones de Al Ameriya y Al Sujna, el campo de gas de Al Hil y las zonas de Al Hafta y Al Arak, todas próximas a Palmira.
Los aviones del Ejército leal al presidente Bachar al Asad efectuaron también bombardeos ayer contra Al Sujna, en los que perecieron al menos cinco personas y quince sufrieron heridas.
En esta localidad, así como en Al Ameriya, el EI asesinó entre el jueves y el viernes a 49 personas, incluidos nueve menores y cinco mujeres, así como 23 familiares de funcionarios locales. Sobre la situación sobre el terreno, el Ejército eliminó ayer al último grupo del EI que quedaba en Al Ameriya y los yihadistas también fueron expulsados de las colinas circundantes de la ciudad de Palmira.
Mientras, el Estado Islámico se hizo ayer con el control de la ciudad de Al Ramadi, capital de la provincia de Al Anbar, situada a unos cien kilómetros al oeste de Bagdad, tras ocupar el último cuartel que quedaba en manos del Ejército iraquí.
Según confirmó una fuente de seguridad, los extremistas tomaron la sede de la Octava Brigada del Ejército, último reducto militar que seguía bajo poder de las fuerzas gubernamentales en la localidad.
La fuente agregó que los militares que se encontraban en las instalaciones castrenses escaparon hacia una zona conocida como “el kilómetro 160”, situada al oeste de la ciudad, en medio de la huida de decenas de familias de las zonas que han sido ocupadas por los yihadistas.
La confirmación de la caída de Al Ramadi se produce poco después de que el EI anunciara, en un comunicado difundido a través de foros yihadistas y cuya autenticidad no ha podido ser verificada, que se había hecho con el control total de la ciudad tras tomar por asalto ese acuartelamiento.
En la nota, los yihadistas también indicaron que decenas de soldados iraquíes murieron durante los combates que precedieron a esta nueva conquista del grupo, que el pasado verano lanzó una ofensiva relámpago y extendió su influencia en amplias zonas de Irak y Siria.
La nota agregó que dentro de la sede de la Octava Brigada se ubicaba un batallón de tanques y otro de lanzacohetes, aunque no precisó si los radicales lograron capturar nuevo armamento.
El EI se hizo el pasado verano con el control de Mosul, la segunda ciudad de Irak, así como de varias regiones del norte de ese país y de la vecina Siria, donde ha proclamado un califato. n