El jurado del caso del supuesto descuartizador de Majadahonda encontró por unanimidad culpable a Bruno Hernández Vega de matar a su tía Liria y a la mujer a la que había arrendado una habitación de su casa, Adriana G., además de dar por ciertos que estafó a su tía y que poseía armas de fuego sin tener permiso.
Tras 24 horas de deliberación, los nueve miembros del jurado leyeron esta tarde en la Audiencia Provincial el veredicto ante el procesado, la juez, la fiscal y los abogados de la defensa y de la acusación particular. Así, decidieron por unanimidad que quedaron demostrados todos los hechos imputados al detenido.
Empresa
Respecto al crimen de su tía Liria, los nueve miembros del jurado consideran probado que a fecha posterior al 13 de abril de 2010 el acusado la mató y luego troceó su cuerpo con la máquina picadora hallada en el sótano de su casa de Majadahonda. Y que el acusado constituyó posteriormente la empresa Obras y Reformas y a través de ellas le giró recibos contra la cuenta de su tía.
También creen probado que falsificó la firma de Liria para el contrato por el que le cedía su casa durante 15 años por un precio de 18.000 euros, dinero que no abonó nunca, pero cuya casa alquilaba a cambio de dinero.
Firma falsificada
Además, quedó confirmado que falsificó la firma unos años después, en 2014 en un contrato en el que supuestamente la supuesta víctima le autorizó para empadronarse en su vivienda.
Respecto al crimen de la inquilina argentina, el jurado declaró por unanimidad que Bruno la mató el 1 de abril de 2015 y que luego troceó y destruyó su cuerpo utilizando la misma máquina picadora que con su tía Liria.
Asimismo, considera probado que el procesado, con la intención de similar que Adriana seguía viva, metió un documento de despedida dos días después debajo de la puerta de la hamburguesería de Majadahonda en la que trabajaba, además de enviar mensajes a sus allegados haciéndose pasar por ella desde su móvil
Por otro lado, determinaron que efectivamente el procesado viajó a Barcelona para posicionar allí el teléfono de Adriana y confirmaron que en la casa del padre del procesado se encontró el pasaporte, permiso de conducir y otras joyas de la argentina. l