Los encerrados de Atenasa exigen un trato más considerado a la dirección de Navantia

Los ocho trabajadores de Atenasa que iniciaron un encierro este miércoles dentro del local del comité de empresa, en el interior del astillero de Navantia Ferrol, continuan con su protesta dirigida a conseguir la readmisión de seis compañeros despedidos y, en su caso, la aplicación de las garantías de empleo firmadas en el año 99 y que afectan a dos de ellos. Las condiciones de la movilización, sin embargo, están resultando más duras de lo esperado según denunciaron ayer a este diario.
Según explicó Marcelino Méndez, delegado de CCOO en la empresa y uno de los encerrados, se les ha transmitido la orden de la dirección de Navantia en Madrid de que tienen prohibida franquear el recinto del comité, con lo que no pueden ver a sus familiares ni siquiera acercándose a la puerta del astillero. Méndez consideró “lamentable” que en estos tiempos se imponga este tipo de presión a unos trabajadores que están defendiendo sus empleos. Aludió concretamente a su hijo de nueve años, que está sufriendo directamente esta situación y al que no puede ver, ni siquiera a través de la verja de la entrada, para tranquilizarlo.
Como se recordará, Atenasa acordó con su comité de empresa, después de que el juzgado invalidase un primer expediente, la aplicación de un segundo ERE que implica la suspensión de 56 trabajadores. Todos, salvo algunos que están ocupados en carenas, se fueron al paro el pasado 14 de enero. La protesta está motivada por la decisión de la firma de rescindir el contrato a seis compañeros, con antigüedades desde el año 91, solo unos días después de aplicar la medida que había sido pactada con la parte social. La plantilla asistió ayer a una asamblea en la que se decició iniciar el lunes una huelga en solidaridad con los compañeros encerrados.
Los trabajadores ya anunciaron su intención de impugnar dicha decisión, que consideran incompatible dentro del período de aplicación del ERE, y al margen de esto recuerdan que existen los acuerdos de garantías de empleo firmados en el año 99 entre Navantia y el comité y que ya valieron, en otros casos como el de Nervión, para recolocar a los despedidos en otras empresas auxiliares.