Derrota sin merecimiento

Derrota sin merecimiento
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El fútbol no entiende de merecimiento, solo de goles. Solo así se explica la victoria de la UD Logroñés ante un Somozas aguerrido, valiente y que, por momentos, tuvo a merced a su rival. Por su parte, el cuadro riojano se llevó el triunfo más por inercia que por otra cosa. Cuestión de confianza, la que da sumar tres victorias en una semana y que permite al cuadro blanquirrojo estar en lo más alto de la tabla gracias a su quinto triunfo consecutiva. Todo lo contrario que el cuadro verdiblanco, que lo dio todo para obtener un mejor resultado pero que, con su quinta derrota seguida – a pesar de que una de ellas fuese en los despachos– continúa en la zona de peligro de la tabla.
El duelo empezó con mucho respeto. La UD Logroñés fue cauta, quiso dosificar sus esfuerzos para que el desgaste de la semana –en la que jugó tres partidos– no le pasase factura a pesar de que su entrenador, Carlos Pouso, consciente de esa posibilidad, hiciera cambios en el once titular. Mientras, el Somozas se mostró sobrio y trató de incomodar a su oponente, lo que derivó en un encuentro en el que parecía que ninguno quería arriesgar: los locales, porque estaban algo despistados y desubicados; los visitantes, porque preferían dar la iniciativa al rival y esperar su ocasión en un contraataque.
Fueron minutos insulsos, en los que no pasaba absolutamente nada. De vez en cuando algún tímido acercamiento a las áreas, pero casi pidiendo perdón al contrario. Con este panorama, era necesario que se agitara el choque y, así, el conjunto verdiblanco, llegando a la media hora de juego, fue arrinconando a su rival con una fórmula muy sencilla: robar en la medular y dar un pase para aprovechar la velocidad de un compañero en carrera. Ahí, Pablo Antas pudo tumbar a la UD Logroñés, pero la dejó con vida, con mucha vida. Hasta por dos veces pudo adelantar a los suyos, pero en ninguna tuvo la pizca de fortuna necesaria. En la primera, porque no atinó, con todo a favor. En la segunda, porque el central Álex Santelices, en la línea de gol, sacaba lo que los visitantes cantaban como gol.

NOQUEADO
Los anfitriones estaban noqueados, sobre todo después de que Edy adelantase al Somozas, de manera justa, con un golazo de falta directa en el que Miguel nada pudo hacer. Sin embargo, un choque fortuito entre Pablo Antas y Jordi Martì, además del gol del cuadro local, provocaron la reacción de la UD Logroñés. El tanto llegó sin apenas atemorizar antes al meta Reguero, pero un centro de Titi encontró el remate de Amaro, picando el balón de cabeza, que puso el empate un minuto antes del descanso. Así, todo el trabajo del cuadro gallego se iba por la borda y Antas, lesionado, tenía que irse.
Las tablas provocaron un cambio de escenario en la reanudación. Especialmente con los movimientos de Pouso, que trató de ganar consistencia y peligro en el centro del campo con la entrada de Jacobo y Menudo. Así, cuando ambas formaciones se estaban reubicando sobre el terreno de juego, Fiuza pecó de ingenuo al trabar a Iker Alegre dentro del área para que Ubis, de penalti, volteara el marcador. Y es que la remontada de la UD Logroñés, lejos de ser producto de un vendaval de juego, respondió solo a ser más contundente en el área.
El 2-1 afectó a los visitantes. Lógico. Les costó reaccionar. Y eso que enfrente el cuadro riojano empezaba a acusar el cansancio acumulado de viajes y partidos. Héber Pena pudo devolver el equilibrio en el marcador, pero no llegó al envío de Edy. Una vez más, falta de contundencia. Quizás por eso, el preparador local puso en escena a Joel Valencia, que dio la chispa suficiente para animar a los suyos y sentenciar el encuentro. Eso parecía cuando Iker Alegre trianguló con Menudo para que el extremo pusiera una ventaja mayor. Incomprensiblemente, el Somozas cedía 3-1 pero, de todas maneras, no bajó los brazos, sino que encontró la recompensa cuando Dopico sacó partido de un rechace tras una falta lateral para recortar distancias a poco más de diez minutos para el final del compromiso.
Tiempo en el que el conjunto de Míchel Alonso buscó el empate con ahínco, con voluntad, pero sin esa tranquilidad en el último pase o en el remate final. Enfrente, la UD Logroñés pedía oxígeno. Las piernas no funcionaban y la cabeza tampoco. Pese a estar en casa, la escuadra de Carlos Pouso especulaba con el resultado para cerrar una semana de ensueño, con tres victorias, que deja a los riojanos en lo más alto de la clasificación. Justo lo contrario que el Somozas que se queda en la parte baja.

Derrota sin merecimiento

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