Dos meses después de la ruptura del pacto de gobierno no hay quien pueda restar protagonismo a los exsocios de gobierno, ni siquiera un pleno que solo trató –salvo mociones de la oposición– el reparto de poder, ya sea en organismos externos, en el seno de las comisiones o con las pertinentes dedicaciones exclusivas. Las propuestas del ejecutivo de Suárez salieron escaldadas, castigadas por un compromiso de consenso en una junta de portavoces, que resultó fantasma.
Así, la idea de que Beatriz Sestayo abandonase la Mancomunidad y la Autoridad Portuaria a favor del portavoz de Ferrol en Común, Álvaro Montes, y el alcalde, Jorge Suárez, respectivamente, pese a que podría parecer coherente teniendo en cuenta que el gobierno quiere estar representado en dos órganos de esta importancia, tuvieron que ser retirados del orden del día. Recibieron así las críticas de todos los grupos de las oposición por la falta de consenso y hubo acusaciones de mentira sobre el compromiso de “dar entrada a todos los grupos” en la representatividad en órganos externos.
Para evitar el no, anunciado por la oposición, el alcalde, Jorge Suárez, optó por una retirada del punto del orden del día –tras un largo debate– que incluso fue considerada como “poco ortodoxa” por parte del secretario municipal del Concello.
Pero la demostración de que Ferrol en Común gobierna en minoría no solo se manifestó en este punto. A partir de ahora, las comisiones informativas, más numerosas en cuanto a número de integrantes con la incorporación a todas ellas de las dos ediles no adscritas, tendrán más representación popular, con cinco ediles, frente a solo dos del partido del alcalde –Ferrol en Común–, dos del PSOE, uno del BNG, uno de ciudadanos y las dos no adscritas. La medida, tomada como consecuencia de la ruptura del pacto y en relación a la proporcionalidad al número de ediles, deja al PP casi con tantos miembros como cuando gobernaba con mayoría absoluta –como matizó el edil del BNG, Iván Rivas, que habló de pacto entre FeC y PP en este reparto–.
Pero las sorpresas no se quedaron aquí y la decisión del gobierno local de incluir en el orden del día el reparto de dedicaciones exclusivas sin contar con los demás grupos municipales hizo que una vez más el ejecutivo saliese trasquilado.
Así, el portavoz del gobierno, Álvaro Montes, expuso la propuesta de dedicaciones exclusivas, planteando la del alcalde y cinco de concejales con responsabilidad de gobierno –cuatro serían para los ediles de FeC –salvo Suso Basterrechea– y una para una edil no adscrita –María Fernández–, la oposición podría disponer de otras cinco –tres para el PP, una el PSOE y una el BNG–. La sorpresa estaba por llegar en forma de enmienda del grupo socialista y en aras del ahorro económico –planteaba disminuir el gasto en 18.000 euros– y la representatividad, pero sobre todo para evitar que una concejala a la que los socialistas declararon tránsfugas pueda contar con una dedicación exclusiva. La nueva propuesta dejaba en tres las de Ferrol en Común –más el alcalde– y subía a dos las del PSOE –con tres ediles– y a cinco las del PP, a la que se sumaba una para el BNG.
La enmienda planteada por Sestayo fue vista con muy buenos ojos por la portavoz popular, Martina Aneiros, que criticó al alcalde querer quedarse con seis dedicaciones cuando FeC tiene solo seis ediles y el PP con 11 tendría tres. Por eso, esta vez fue el apoyo del PP al PSOE el que permitió aprobar el punto, eso sí, el que enmendó Sestayo y que hizo que la propuesta del gobierno no quedase más que en eso, al ser sustituida por la que recortó dedicaciones al gobierno y se las amplió a la oposición.
La representante de Ciudadanos, Ana Masafret, fue casi una convidada de piedra en este pleno y el BNG centró sus intervenciones en denunciar que las decisiones que se estaban tomando solo beneficiaban a los populares, primero con un supuesto pacto entre el ejecutivo comandado por Ferrol en Común y PP y después con la connivencia de populares y socialistas.