El Racing paga sus errores

El Racing paga sus errores
Fútbol Racing-Melilla. A Malata.

La Segunda División B es esa categoría en la que a veces no hay que hacer mucho para ganar, pero siempre hay que equivocarse muy, muy poco para no perder. Y ese dictamen que ayer emitía Emilio Larraz al término del encuentro entre el Racing y el Melilla es el mejor resumen posible para lo acontecido sobre el césped de A Malata en un duelo intenso, con mucho ritmo por momentos, en el que ambos conjuntos dilapidaron en sus errores lo que habían ido conquistando gracias a sus aciertos.

La sexta jornada consecutiva sin perder del cuadro verde se escribió con algunos de los argumentos positivos que lo han instalado en una cómoda posición en la tabla –un equipo cada vez con más oficio, ordenado y muy práctico a la hora de encarar la portería de su rival–, pero también con esos deslices defensivos que parecían cosa del pasado y que ayer, sin embargo, volvieron a amargarle la mañana. Errores individuales, errores puntuales que acabaron por emborronar un choque en el que, por lo demás, el Racing volvió a dar sensación de consistencia y, especialmente, de una fortaleza mental que lo llevó a rehacerse en tres ocasiones de otros tantos goles en contra.

El choque arrancó con mucho ritmo, con dos escuadras ordenadas, que tomaban precauciones defensivas, pero sin renunciar a la verticalidad que podían ofrecerles sus hombres de vanguardia.

Un robo en el medio del campo de Armental anticipó, cuando solo se rondaban diez minutos de juego, lo que iba a ser la constante en un choque en el que varios de los goles llegaron, precisamente, en errores en la circulación del balón en la primera línea del rival. El lateral de Boiro, muy atento, interceptó un esférico que llegó a pies de Joselu, quien empalmó un tiro cruzado que Oleaga desvió a córner. 

Tanto
Dos minutos después, en una jugada calcada pero en el otro campo, fue Mawi el que interceptó un deficiente envío de Rivada para, después de deshacerse de varios rivales con un par de regates, batir a Diego Rivas de un tiro cruzado. 

Con un gol en su casillero, el Melilla se metió en la cueva acumulando hombres por detrás del balón. Mal escenario para un Racing que, sin embargo, insistió en su plantemiento. Los ferrolanos digirieron el tanto y, tras un primer aviso de Joselu, volvieron a llevar el peligro a la meta del Melilla en una internada de Armental en la que Richi acabó derribando a Juan Antonio dentro del área. 

Él mismo se encargó de lanzar el penalti, pero el tiro del de Coria del Río, demasiado flojo y centrado, fue repelido por Oleaga y después Villarejo y Joselu se entorpecieron para aprovechar un rechace franco.

Con alguna acción aislada, el juego se fue diluyendo en la recta final de esa primera parte. Pero, cuando parecía que las cosas acabarían en empate, Fer Beltrán logró conectar un pase en profundidad para Joselu quien, escorado a la derecha, centró desde la línea de fondo para que Juan Antonio se resarciese de su fallo anterior empalmando un disparo al fondo de la red que supuso el empate a un tanto justo antes de llegar al descanso. 

La segunda parte arrancó de forma similar a la primera, pero no tardó mucho el Melilla en volver a desequilibrar la balanza. En este caso en una acción a balón parado en la que la pasividad de la defensa racinguista y de Diego Rivas habilitaron a Diana para que rematase, libre de marca, una falta botada por un compañero en la frontal del área. 

Reaccionó bien el Racing a este nuevo varapalo y con dos acciones de Joselu –con un lanzamiento desde fuera del área que rozó la cepa del poste– y Juan Antonio –quien tras un robo encaró al portero pero no supo resolver– logró que su juego desprendiese sensaciones suficientemente buenas como para confiar en que la igualada, cuando menos, era posible. Y así sucedió. 

En el minuto 57, apenas cuatro después de que se adelantase el Melilla, fue Rodellar el que devolvió el hachazo en una falta corrida al segundo palo que el mediocentro racinguista logró conectar al interior de la portería norteafricana. 

El partido vivía sus instantes más intensos, con acciones de peligro sucediéndose en ambas áreas. El conjunto visitante no estaba dispuesto a desperdiciar su privilegiada situación y, apenas un par de minutos después firmó una de sus ocasiones más claras, otra vez con Mawi, su jugador más activo, como protagonista. El delantero se aprovechó de nuevo de un balón que no llegó a su destino para con varios regates avanzar hacia un Diego Rivas que, providencial, despejó su primer lanzamiento y atrapó después el rechace que cayó a los pies de un delantero visitante.

Pero ayer Mawi resultó el más listo de la clase y, a pesar de su corta estatura, fue el más hábil para aprovechar los errores de marcaje del Racing a balón parado y rematar, sin oposición, un balón colgado al área en un lanzamiento de falta. De nuevo las acciones de estrategia pasaban factura a al cuadro verde, que se quedaba sin margen para enmendar sus errores.

Pero, si algo ha aprendió el Racing en trece jornadas es a creer en sí mismo y en lo que hace. Y ayer siguió porfiando y porfiando hasta encontrar su premio –aunque fuese de consolación–. En una jugada que nació, por enésima vez, en un robo en campo rival, Joselu se adueñó del balón y, tras avanzar vertical hacia la meta de Oleaga, superó al portero para acabar restableciendo un empate que, visto lo visto, parecía el resultado más justo. El Racing no ganó, pero al menos sigue haciéndose fuerte.

El Racing paga sus errores

Te puede interesar