Las carrilanas volvieron a atraer a miles de personas a San Mamede

Las carrilanas volvieron a atraer a miles de personas  a San Mamede
Una de las divertidas carrilanas, cuyo “conductor” saluda al numeroso público congregado para ver la tradicional bajada LUIS POLO

Valdoviño no fue solo playa en la soleada jornada de ayer. El punto de mira estaba en San Mamede, donde por decimoséptima vez se celebró la tradicional bajada de carrilanas, cuya celebración calienta motores los días previos y es en la tarde del domingo cuando alcanza su máximo esplendor.
Un total de 72 carrilanas de las 78 inscritas, de los más diversos estilos, participaron en esta competición, puntuable para el campeonato nacional de deportes de inercia – es una de las siete competiciones que integran este campeonato y solo dos de ellas se celebran en Galicia–, para el autonómico y para el luso-galaico, lo que hizo que participasen competidores procedentes de muchos puntos de España y también de Portugal.
Los calentamientos del pasado sábado  sirvieron para abrir boca de lo que se convirtió en un auténtico espectáculo, en el que no hubo que lamentar nada más que pequeñas incidencias.
La jornada comenzó con los niños como protagonistas, con bajadas para el grupo de seis a 13 años y de los más pequeños, de uno a cinco, eso sí, con cascos y protecciones que hacían en descenso más seguro.
Como es habitual, poco después del mediodía se procedió a la bendición de las carrilanas, que contó también con música en una sesión vermú. Para preparar las fuerzas para la carrera, se sirvió una copiosa comida popular, paella de marisco, a un precio de cinco euros la ración. La masiva afluencia de público hizo que muchas personas se quedasen sin ticket, por lo que la organización decidió preparar otra paella por la tarde, para poder atender la gran demanda.
Con el estómago lleno llegó la hora de tomar posiciones , los visitantes para disfrutar del espectáculo y los participantes en la carrera para remontar hasta la línea de salida.
Las carrilanas se agruparon en dos bajadas oficiales, para recorrer el circuito de 1,3 kilómetros de longitud, en torno a las 16.30 y a las 18.00 horas de la tarde, y entre los vehículos participantes se pudieron ver desde coches de lo más elaborados –camas, carrozas y hasta un erizo–hasta simples elementos de ruedas, tipo patín, que lo que buscan es la máxima velocidad. De hecho, el único requisito de la competición es que el movimiento se produzca por la inercia.
A última hora de la tarde, los participantes tomaron parte en el concurso de saltos en línea de meta.
La entrega de trofeos, después de una larga jornada de entretenimiento, sirvió para premiar diferentes categorías, con tres galardonados por cada una de ellas hasta un total de 36 premios. Así, se valoró, por una parte, la simpatía, por otra  el mejor diseño del vehículo empleado y, para concluir, tres premios a los  mejores participantes locales, además de las pruebas de velocidad.
Con los galardones no acabó la fiesta y, aprovechando el buen tiempo, la celebración continuó hasta altas horas de la noche, sobre todo teniendo en cuenta que esta fiesta dispone de muy buenas prestaciones, desde cámping para los participantes a aparcamiento público en las inmediaciones.
Desde la organización del evento, Diego Barcia calificó de muy exitosa la nueva convocatoria, sobre todo teniendo en cuenta las muchas actividades que se daban cita en la comarca coincidiendo con la bajada de San Mamede. También señaló la calidad de las carrilanas participantes, cuya elaboración requiere mucho trabajo.

Las carrilanas volvieron a atraer a miles de personas a San Mamede

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