Insulsa victoria madridista ante un Gipuzkoa que no demostró nada para que el Palacio de Deportes dejara de ser su pista maldita en la que nunca logró la victoria. Y van ocho visitas.
Fue una victoria acuosa, es decir, incolora, inodora e insípida. con un Gipuzkoa que intentó ponerse duro en defensa de inicio, pero que además de cargarse de personales poco más consiguió, porque salvo los fogonazos de talento de Taquan Dean, poco más pudo enseñar.
Pablo Laso, además, salió al despiste, claramente, y puso a Felipe Reyes y Sergio Rodríguez en el cinco inicial y como consumados jugadores de mus que son, decidieron que el equipo jugara al tran-tran porque tampoco era necesario mucho más. El 23-14 de final del primer cuarto lo reflejó con nitidez.
Dos triples de Facundo Campazzo, ante la inacción de la defensa rival, fue lo único destacable de un segundo cuarto que languideció con un juego deslavazado, mortecino y adormecedor que concluyó 44-31.
El Madrid pareció sentenciar en el tercer periodo (70-50), pero la desidiga generalizada hizo que el Gipuzkoa se acercara (77-65) hasta que los blancos metieron una marcha más y aumentaron de nuevo su ventaja en uno de los partidos más flojos del año.