Tras una siesta que ha durado años, la Audiencia Provincial ha tenido el detalle de archivar el caso que imputaba al ex-alcalde de Lugo (José López Orozco), y al que fuera líder de los socialistas gallegos (José Ramón Gómez Besteiro) por una clamorosa falta de pruebas. La imputación de una jueza incompetente (Pilar de Lara) basada en simples habladurías, alimentó la ola de histeria populista contra la “corrupción de los políticos”, y provocó la dimisión de dos ciudadanos honestos que tenían legítimas ambiciones políticas; de hecho, sólo una minoría de los que dimiten al ser investigados, son finalmente declarados culpables.
Para terminar con esta aberrante costumbre, y dado que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio, los partidos políticos deben pedir la dimisión de sus cargos sólo cuando se dicte sentencia condenatoria, o como mucho, si se llega a la apertura de juicio oral.