Un año separa al Racing que, tras la sexta jornada liguera, ocupaba la duodécima plaza del grupo I, tenía seis puntos y estaba a siete de las cuatro posiciones que clasificaban para la fase de ascenso a Segunda del que, con el mismo número de encuentros disputados, lidera la tabla clasificatoria, ya ha sumado 16 puntos y tiene cuatro de ventaja sobre la quinta plaza. “Era el objetivo que teníamos, estar arriba desde el principio”, reconoció un Nano que, de todas maneras, recordó que “aún tenemos margen de mejora y nos queda mucho por recorrer, pero estamos con confianza”.
Los números no son lo único que cambian de una temporada a otra. La solidez defensiva que el Racing ha mostrado hasta ahora es una de las principales diferencias, ya que entonces llegó a ser el cuarto equipo más goleado de la competición –había encajado 22 tantos tras la decimoquinta jornada– y ahora es el segundo que menos recibe –solo le metieron cuatro después de siete jornadas, un registro que supera el Logroñés, que solo ha encajado tres en lo que va de torneo–.
Y, como apunta Nano, esto no solo es mérito de la línea defensiva, a veces formada por tres jugadores y otras por cuatro, sino de todo el grupo. “Esto es un deporte de equipo y, tanto a la hora de atacar como para defender, simos once. Si al final uno o dos no están metidos, todo se hace más complicado”, explica el jugador herculino, lateral izquierdo en el partido del pasado sábado contra el Somozas. De hecho, a su juicio, en Segunda B los partidos se deciden por detalles pequeños, así que el equilibrio que el cuadro verde está exhibiendo y la confianza que le dan los buenos resultados resulta clave.
adaptación
Además, victorias como la conseguida en el Manuel Candocia de As Somozas confirman la capacidad de adaptación que tiene el cuadro verde. “A veces juegas en campos donde no puedes desarrollar el juego que quieres y tienes que realizar otro tipo de fútbol. Nosotros lo hacemos y eso es importante”, asegura Nano.