Ahogados en la orilla

El Deportivo regresa a Segunda División después de haber bregado duramente desde que Vázquez se hizo cargo del banquillo. Había que ganar porque estaba claro que uno de los rivales lo iba a hacer, como ocurrió, salvándose el Celta.

Vázquez alineó de inicio al equipo ‘base’. Durante las horas previas había dudas en la defensa ya que se apostaba por la presencia de Kaká como pareja de Zé Castro pero, finalmente, fue Aythami el elegido. El resto de jugadores, con la vuelta de Manuel Pablo, conformaron el once esperado para la cita definitiva.
El Deportivo salió a por el partido, buscando el gol, y a los 14 segundos Bruno Gama probaba fortuna de inmediato con un disparo sobre la meta rival. Respondía la Real, con un córner y un tiro de Vela a los que daba contestación Aranzubia. Volvía Griezmann a chutar a los 12 minutos y hacía lo propio Bruno Gama segundos después.
Poco a poco la Real se iba asentando, mientras que el equipo deportivista perdía la pelota con demasiada facilidad. En una de estas pérdidas llegaba el tanto visitante. Primero era Agirretxe el que enviaba un balón que detenía el portero herculino pero, en el rechace, Griezman anotaba el 0-1 que dejaba mudo a Riazor.
Los de Vázquez intentaron el empate hasta el final de los primeros cuarenta y cinco minutos, pero éste no llegó. De hecho en el 30 pudo subir el 0-2 al marcador pero no lo hizo por fuera de juego. A la media hora Riki disparaba sobre la puerta vasca pero atajaba Bravo.  En el 32 Valerón enviaba fuera una jugada de estrategia. En el 36 los donostiarras perdonaban en una buena acción de ataque. El Deportivo estaba perdido, tocaba y tocaba pero faltaba el último pase, mientras que la Real Sociedad se iba encontrando cada vez más cómoda. Con la derrota por la mínima y el equipo virtualmente descendido por los resultados de otros campos se llegaba al descanso del partido definitivo.
Los herculinos saltaron al campo, de nuevo, a encerrar a la Real en su zona. Salomao entraba en el terreno de juego por Bruno Gama, lesionado. Comenzaba el rival mandando la pelota a la meta de Aranzubia, que detenía en dos tiempos. Valerón la pegaba mordida en la siguiente jugada y Vela mandaba fuera en la respuesta visitante.
No esperaba el entrenador blanquiazul y hacía un cambio ofensivo dando entrada a Nélson Oliveira por Aythami. La Real aprovechaba el desconcierto local y a punto estaba de conseguir un gol, pero era el equipo herculino el que se ponía de nuevo el traje de atacante y se echaba sobre la meta de Bravo. En una jugada por la banda a punto estaba de marcar en propia puerta Íñigo Martínez. En el 59 Nélson disparaba alto y Griezmann lo hacía en el 67, pero deteniendo su lanzamiento el meta herculino.
El partido y el futuro pudo haber cambiado entre los minutos 71 y 75 pero el equipo coruñés careció de la suerte necesaria para marcar. De manera consecutiva se erraron ocasiones muy claras en el 71 por parte de Nélson, en el 73 Salomao y en el 75 Abel Aguilar. El Deportivo comenzó a bajar los  brazos casi a la par que las jugadas de ataque se iban sucediendo sin encontrar premio a la entrega.
Los últimos diez minutos acabaron con el partido trabado, la Real perdiendo tiempo sabedora de que se clasificaba para la Champions y una lluvia de faltas y tarjetas que hicieron casi imposible jugar la pelota.
El equipo se fue hundiendo poco a poco y el final cayó como una losa sobre sobre el estadio blanquiazul, uno de los pocos campos que ha visto ganar ligas, pero un estadio que ha sufrido de más en los últimos años.
Y desciende el Depor con 8.000 abonados ya para la próxima campaña. Si algo no ha fallado, si hay que acabar esta crónica y la de la temporada nombrando a alguien ésa es la afición herculina. A todos ellos, desde el primero al último, hay que darles no un diez, sino un once. Toca volver a los infiernos. El Depor se ahogó en la orilla.

Ahogados en la orilla

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