El 24% de los alumnos españoles de entre 7 y 17 años, es decir, uno de cada cuatro, sufren acoso escolar. Lo dicen los últimos estudios de investigación llevados a cabo por expertos como Iñaki Piñuel y Zabala, quien ayer clausuró en el campus de Ferrol las Xornadas Municipais de Educación.
Las estrategias para la evaluación y prevención del “bullying” centraron la que fue su segunda intervención en el programa y que sirvió para seguir aportando información a profesores, padres, psicólogos o representantes de instituciones sobre una problemática “de la que se habla con escaso conocimiento y con tendencia a la negación del problema”, tal y como apuntó el relator en declaraciones a este periódico. “Las instituciones actúan a la defensiva, los problemas se prolongan en el tiempo y estos se agravan”, apuntó.
Piñuel quiso aprovechar su presencia en las jornadas para incidir en la necesidad de llevar a cabo acciones de prevención efectiva como una de las claves para atajar los casos que se puedan dar y evitar así que deriven en situaciones como suicidios, ingresos en hospitales o denuncias judiciales.
evaluación
Aboga así por estrategias como la medición y la evaluación temprana en los propios centros educativos. “Tenemos que acostumbrarnos a emplear cuestionarios y métodos para medir la incidencia e impacto de los comportamientos de acoso y la metodología para esto ya existe”, manifestó el experto.
El profesor de la Universidad de Alcalá explicó que, cuando se habla de violencia escolar, son los propios centros educativos los responsables de intervenir en primera instancia. “Son los que tienen que evaluar la situación para detenerla, para tratar de frenar las conductas de los acosadores en el propio centro. Esos acosadores se convierten en la vida adulta en depredadores que luego desarrollan otras formas de acoso social”, esgrimió.
Piñuel puntualizó también que las conductas de acoso escolar más daniñas no son tanto las consistentes en agresiones físicas (que quedan evidenciadas), sino que el mayor problema en acoso escolar es la violencia psicológica, que va mermando la autoestima del niño y generando delicados cuadros de estrés postraumático.