El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha publicado recientemente un estudio sobre el ciclo bioquímico de los metales cromo y níquel en el entorno costero del Cabo Ortegal y la ría de Ortigueira en el que, por primera vez, no solo se determinan las principales vías de transporte de estos minerales al mar sino que se evalúa la posible contaminación de sedimentos y organismos marinos.
Así, según indicó el coordinador del proyecto, Ricardo Prego, la presencia de estos metales es habitual en la corteza continental, especialmente en los macizos de Limo y Herbeira en el complejo geoquímico de Cabo Ortegal. Es este contexto el que determina el arranque de esta investigación multidisciplinar para la que los científicos recogieron quincenalmente y durante un año muestras del agua fluvial cerca de la desembocadura de los arroyos Lourido y Landoi, del río Mera, y de la estación meteorológica de Estaca de Bares.
“Se ha observado que los tres cursos fluviales transportan cromo y níquel tanto disuelto como particulado en suspensión. Los arroyos Lourido y Landoi son las principales vías de transporte de ambos metales a la ría de Ortigueira”, explica Ricardo Prego.
Para evaluar la posible contaminación ambiental se midió su presencia biológica en ejemplares de fucus y mejillones de las rías de Ortigueira y O Barqueiro (Mañón) y en sedimento superficial costero desde Viveiro hasta Ortegal. “No se puede hablar de contaminación, ya que su origen es natural. No obstante si nos guiamos por los valores orientativos del efecto nocivo sobre los seres vivos, los seres marinos de la zona podrían llegar a sufrir daños que afectarían al 60 o 90% de su población”, explica el científico.
En este sentido los autores del estudio abogan por que las regiones costeras con singularidades geoquímicas, como es el caso del entorno del Cabo Ortegal y la ría de Ortigueira, cuenten con una consideración especial tanto en las estrategias de gestión como en las normativas europeas de calidad.