La dinámica publicitaria ha evolucionado mucho durante estos últimos años. La creciente influencia de las redes sociales y el internet —involucrados en todos los aspectos de nuestra vida— cambiaron la forma de comunicarnos con nuestro público ideal. Antes nuestro objetivo era vender, ahora queremos tener una relación cercana con el cliente.
Las estrategias tradicionales de Marketing, en los años 90, por ejemplo, buscaban ser llamativas e intrusivas, que pudieran atraer la atención del cliente y conseguir su compra. En este siglo, todo evoluciona y ahora más allá de generar una compra, se busca que la gente se fidelice con nuestra marca, sin que pueda darse cuenta de que le estamos vendiendo.
No es sólo vender, es fidelizar clientes y convertirlos en clientes fans de nuestra marca, allí están sustentadas las diferencias entre Inbound Marketing y el Marketing tradicional. La evolución del Marketing tradicional al Inbound tuvo que ver con la demostración de que llegar al cliente no lo es todo, hay que quedarse y desarrollar la fidelidad del cliente, para que pueda darle continuidad a un producto o marca.
Aquellas campañas publicitarias que estaban por todos lados, repitiendo una y mil veces el nombre de un producto para que lo compres, pasaron a ser hasta molestas para muchos usuarios. El cambio era urgente y por esto, el Inbound Marketing llega para vender a través de herramientas más amigables, que buscan dar para luego recibir.
El Marketing tradicional, simplemente quiere recibir, exponer su producto y que lo compres, hasta allí llega el negocio. Pero, ¿qué busca el Inbound Marketing? Esta nueva estrategia quiere que te conviertas en un fiel cliente del producto o marca, hacerse cercano a ti y que, luego —sin pensar que te venden— puedas comprar porque entiendes que necesitas dicho producto.
El Inbound Marketing busca acercar a las personas a sus plataformas digitales, bien sea página web o redes sociales. Es muy probable que para la entrada regalen algo, un E-book, contenido interesante o un test, entre otras opciones, con esto despiertan el interés de los clientes potenciales y es muy probable que logren una suscripción a la web o a la red social.
Una vez que el cliente está conectado con tu web o tus redes, se busca hacer amistad, entablar una relación en la que recibes contenido, propuestas y toda la información de este producto o marca. Con el tiempo, el cliente sabrá perfectamente de qué se trata y la compra se convierte por sí sola.
Además de esto, llega el nuevo sistema de poder de la era digital: las bases de datos. Una vez que se logra una suscripción o que tu cliente envíe datos como su email, tienes una base de datos de personas clave a las cuáles siempre puedes llegar y, sobre todo, conocerás sus intereses, lo cual es poder en estos tiempos.
Una vez que el Inbound Marketing logra que las personas se conecten a las redes sociales o a la web, se hace el trabajo de fidelizar a ese cliente, y convertirlo posteriormente en un fan potencial. Un fan no es sólo alguien que te compra, sino alguien que quiere tu producto o marca, tanto que lo recomienda a todos sus conocidos y siempre está atento a las novedades para recomprar.
Esta conversión tan interesante es la meta actual de los que trabajan en este tipo de Marketing, que, si bien no se trata de una respuesta inmediata, es bastante sólida. El Inbound es un trabajo que requiere tiempo y dedicación, para ver resultados, pero estos generalmente son bastante sólidos y duraderos.