Desde que decidió hacer del baloncesto su profesión, Sergio Cubeiro (Ferrol, 1978) asumió que debería vivir con la maleta a cuestas. El entrenador ferrolano se ha convertido en un auténtico trotamundos de los banquillos. No renuncia a triunfar en España pero, por el momento, está siendo el baloncesto escandinavo el que le ha ofrecido las mejores oportunidades para hacerlo.
Por eso, tras un fallido paso por el Basquet Coruña, el departamental ha regresado a Dinamarca, donde hace unos años hizo campeón al Virum Go Dream femenino, para colaborar en la dirección del Horsens IC, uno de los clubes punteros de la máxima competición masculina, además de responsabilizarse de sus equipos sub 17 y sub 19.
Cubeiro deja atrás un año complicado en lo deportivo y en lo personal y en el que constató que quería entrenar de nuevo fuera de España. Por eso, resuelta su vinculación con la escuadra herculina y tras unos meses dedicados a su familia, comenzó a viajar el pasado marzo buscando dónde asentarse. “Tenía claro que no quería entrenar en España, me apetecía salir de nuevo fuera por todas las experiencias que eso aporta y porque, a nivel de condiciones laborales, sabía que iban a ser mejores de las que puedo conseguir aquí”, explica el técnico desde su casa de Cabanas antes de incorporarse hace unos días a su nuevo club.
El que fuera su valedor en el Virum, Jonas Sorensen, intermedió por él ante los Horsens, su club de origen y fruto de esta gestión Sergio Cubeiro recibió una llamada de Arnel Dedic, técnico del primer equipo de la entidad. “Me dijo que estaba muy interesado en contar conmigo”, recuerda el preparador ferrolano, quien reconoce que para él “fue una sorpresa, porque es uno de los clubes fuertes de Dinamarca, que cada año aspira al título de liga, por lo que para mí es importante estar en un sitio con objetivos ganadores”.
Esos contactos se concretaron en una visita a la ciudad para conocer el club y sus instalaciones. Una primera toma de contacto en la que reconoce que le sorprendió “la cantidad de gente que rodea al club, su estructura en general”. Esa misma semana ya pudo hacer un trabajo específico con algunos jugadores y con el primer entrenador. “La directiva me explicó sus objetivos tanto para el primer equipo como para las categorías de base y cómo podría enfocar yo ese trabajo”, relata Cubeiro.
Esta nueva experiencia le permitirá, además, regresar al baloncesto masculino. Algo que no era prioritario para él, y, de hecho, reconoce que “no hubiese tenido ningún problema para volver a entrenar femenino. Los dos años en Virum fueron muy buenos a nivel de resultados y no tuve ninguna queja de mis jugadoras”. Sin embargo, le resulta especialmente “ilusionante” el nuevo proyecto porque “para mí es importante que en Horsens se haya valorado mi trabajo en Virum para querer contar conmigo”.
Metido ya de lleno en pretemporada, en el horizonte inmediato le espera una estancia con el equipo en Belgrado, donde disputarán algunos partidos amistosos, antes de encarar esta liga que confía en que lo haga recuperar la ilusión, no perdida, pero sí aletargada en los últimos meses. l