El Govern afrontó ayer un aumento de las protestas de funcionarios y estudiantes que reclaman desde hace días el fin de los recortes que aplicaron desde el inicio de la crisis económica.
Las protestas, que fueron en aumento a lo largo de la semana, comenzaron el lunes con una huelga de médicos de asistencia primaria, que prolongarán hasta hoy, y a las que este miércoles se sumaron los bomberos, profesores y estudiantes universitarios.
Los empleados públicos se sumaron ayer a una manifestación conjunta en Barcelona, en la que varios miles de integrantes de todos los colectivos (30.000 según los organizadores y 8.000 según la policía local) pidieron recuperar el poder adquisitivo perdido, alivio a la sobrecarga de trabajo, más recursos y otras mejoras laborales y sociales.
Conflictividad
La reducción de los gastos en la administración regional catalana comenzó en 2011, en plena crisis económica, y disparó la conflictividad en las calles, aunque posteriormente se canalizó a través de los partidos secesionistas en el Gobierno autonómico, que atribuyó los problemas económicos a la falta de financiación por parte del Ejecutivo central y plantearon como solución la independencia de esa región.
Ese argumento de la falta de dinero es el mismo que ayer repitió la consellera de Cultura, Laura Borrás, quien consideró que “la precariedad” que denuncian los trabajadores públicos en huelga se debe a “la situación general de infrafinanciación que tiene Cataluña en todos los ámbitos”.
Sin embargo, el líder de Cs, principal grupo de oposición en el Parlamento regional catalán, Albert Rivera, consideró que la realidad en Cataluña “es muy cruda” debido a las “locuras separatistas” que afectan a todos los catalanes que, a su juicio, tienen un gobierno que “despilfarra” los recursos mientras “hay huelgas” ciudadanas.
El Ejecutivo español, por boca de su vicepresidenta, Carmen Calvo, instó ayer al presidente regional de Cataluña, Quim Torra, a escuchar a los ciudadanos y dar respuesta a sus problemas y aseguró que el Gobierno central “está en esa disposición”.
“El presidente Torra y el Gobierno de Cataluña tienen que gestionar Cataluña, que para eso gobiernan y para eso lo eligieron”, recalcó Calvo que atribuyó las huelgas a “la necesidad de normalización en la región.
Estas movilizaciones tienen lugar en plena negociación de los presupuestos catalanes, ya que la Generalitat, en minoría parlamentaria, necesita el apoyo de otros grupos.
El vicepresidente del Govern, Pere Aragonés, y miembros de Catalunya en Comú-Podem iniciaron ayer las negociaciones y mientras el primero aseguró que hay acuerdo en nueve de las diez propuestas que planteó este grupo, los comunes avisaron de que su apoyo está “muy lejos”.
La presidenta de los comunes en el Parlament, Jéssica Albiach, consideró que el resultado de esta primera reunión es “pesimista y bastante decepcionante” en cuanto a los contenidos, más allá del tono cordial.
Sobre el documento de diez medidas de los comunes, Aragonés indicó que nueve de ellas ya están siendo incorporadas al texto de los Presupuestos de 2019, mientras que la décima, que está vinculada a la mejora e inversiones en transporte público, genera más problemática.
Mientras, la líder de Ciutadans y portavoz nacional del partido, Inés Arrimadas, lamentó ayer que al presidente catalán, Quim Torra, “no está ni se le espera” tras cuatro días de protestas de colectivos sociales en Cataluña, por lo que abogó por aplicar el artículo 155.
La líder de la oposición alertó de la “situación de crisis” en la que “muchísimos catalanes se sienten abandonados en su tierra, sin Govern, sin Gobierno y sin ley”, mientras el presidente Torra “sigue en su república imaginaria, en su Matrix particular, absolutamente alejado de la realidad”.
Arrimadas dijo que “toda Cataluña sabía que esto podía ocurrir”, pues los trabajadores públicos “llevan muchos años aguantando, con recortes, sin pagas extras, en condiciones duras, pero Torra está más pendiente de hablar con Puigdemont por teléfono y abrazarse con Otegi que en ver cómo funcionan los centros de atención primaria o los hospitales”.
La dirigente consideró que “hay que tener muy poca vergüenza para anunciar la apertura de una tercera tanda de embajadas por los cinco continentes”, al mismo tiempo que la Generalitat “dice que no hay dinero para mejorar las listas de espera”. l