Con la miel en los labios

Con la miel en los labios
campo de A Malata partido de fútbol entre el Racing y el Atlético de Madrid B

Cuatro minutos separaron al Racing ayer de enlazar su segunda victoria seguida. Fue ese tiempo el que le faltó al equipo ferrolano para derrotar a un Atlético de Madrid B que llegó a A Malata como uno de los equipos importantes del grupo 1 pero que, sin embargo, encontró casi al final el premio del empate (1-1) tras verse durante muchos minutos superado por un equipo ferrolano que confirmó que va a más.

Tenía claro el Racing el plan que debía seguir para optar a la victoria. Y lo siguió a rajatabla desde el pitido inicial. Dejando la posesión de la pelota –eso sí, en zonas que no eran demasiado peligrosas– a un filial “colchonero” que tampoco fue capaz de generar ocasiones demasiado claras, el equipo ferrolano empleó los primeros minutos para diagnosticar dónde estaban las debilidades de su rival. Y el cuadro verde las encontró en la banda izquierda de su rival, donde Armental se coló como un cuchillo para fabricar sus primeras ocasiones de gol, que no llegaron a buen fin por la falta de precisión en la ejecución. Sin embargo, fue una colada de Seoane la que encontró premio cuando su centro halló el remate de cabeza de Juan Antonio.

Fueron los mejores minutos de un partido de un Racing que, de aquí el descanso, protagonizó varias llegadas a la portería visitante que estuvieron cerca de culminarse. Un par de situaciones de Joselu ante la portería rival, un golpe franco lanzado por Fer Beltrán y despejado “in extremis” por el meta visitante, más acciones de Armental por la banda derecha... El partido estuvo durante mucho tiempo más cerca del segundo tanto racinguista que de que el cuadro “colchonero” consiguiera el empate, aunque al menos el conjunto verde sabía cuál era el camino a seguir.

Repliegue

Es lo que el cuadro verde intentó en la segunda parte, en la que trató de buscar el tanto de la sentencia aprovechándose de que su rival iba dejando cada vez más huecos en defensa. Fue así como llegó su mejor ocasión de este período final –un pase de Villarejo desde la línea de fondo que Juan Antonio no pudo remachar a gol– ante un rival que, por contra, iba ganando más presencia en el campo contrario en vista de la apuesta local por buscar el repliegue y el contrataque.

También a balón parado estuvo el cuadro verde cerca de ampliar su renta, aunque el dominio de la posesión de balón correspondía cada vez más a la escuadra visitante. Su apuesta, sin embargo, rara vez se tradujo en ocasiones. Pero el hecho de que el filial atlético –con un Riquelme, primero por la derecha y luego por la izquierda como principal peligro– estuviese casi siempre cerca de la portería racinguista inspiraba poca confianza... hasta que a falta de cuatro minutos para el final con un centro suyo desde la izquierda fue cabeceado por Darío al fondo de la portería racinguista.

Quedaban pocos minutos para el final del partido y, entre que los nervios derivaron en la expulsión del entrenador local, Emilio Larraz, y que las imprecisiones fueron constantes, el marcador ya no se movió. El empate, por eso, deja un sabor agridulce en el Racing porque le arrebata dos puntos con los que ya prácticamente contaba por haberlos merecido. l

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